jueves, 23 de febrero de 2012

Cómo dejarlo...

...haciendo que sea el otro miembro de la pareja quien dé el primer paso. Recuperado tras ver Dos en la carretera, una inmensa película sobre relaciones de pareja. Pero miente: acaba bien.

-Me voy al cine -dijo él.
-¿Sí? ¿Y qué vamos a ver? -repreguntó ella.
-No creo que quieras venir. Es una romántica.
-¡Me encantan las películas románticas! -protestó ella.
-Es francesa -informó el con intención deliberadamente ácida.
-Odio las películas francesas -se decepcionó ella-. ¿Y por qué no vamos a otra?
-He quedado con Uxue -respondió él fríamente.
-¿Qué? ¡Pero si no le gustan las películas románticas! -se enfadó ella.
-Pero le gustan las películas francesas, y la comida vegetariana -contestó él.
-¿Cómo?
-Después del cine vamos a cenar al Tofu & Canela. De tres factores acierto en dos. Contigo sólo sería en uno. También odias la comida vegetariana.
-Si hubiera sido en un japonés yo también habría cumplido dos de tres.
-Pero yo odio la comida japonesa -respondió él como un látigo.
-O sea que no quieres ir conmigo al cine -dedujo ella, con cierta tristeza.
-Sí quiero, pero nos es difícil coincidir en ciertos gustos -mintió el, también como con cierta pena.
Tras unos segundos en silencio, ella dijo: -No lo dirás también por la vacaciones.
-¿Las vacaciones? ¿Qué pasa con las vacaciones? -preguntó él.
-Pues que vamos a los Alpes suizos porque me gustan a mi, y tú prefieres ir a tostarte a Almería.
-Bueno, hay que saber ceder.
-¡Eh! Yo también cedí cuando compramos el coche -levantó la voz ella-. Yo quería un deportivo descapotable y al final compramos el monovolumen que querías tú.
-No teníamos dinero para el deportivo descapotable -se quejó él.
-Mi padre me lo habría prestado.
-¿Ahora vas a empezar con lo de los dineros de tu padre? -él empezó a encresparse-. Ya sé que no colmo sus expectativas de yerno, qué yerno, superyerno que llegue a ser superingeniero en su superfábrica.
-¡Eso lo tiene muy claro! -contestó ella-. Pero quiero que sepas que a mi no me importa que sólo seas fresador en un taller.
-Sí, menos cuando vamos a su casa a comer y no sé para qué sirve cada cubierto.
-¡Eso son chorradas! -gritó ella.
-¡Pero duelen! -gritó él.
-¡No tanto como que tú te vayas al cine con Uxue! -le espetó ella.
-¡Es mi hermana! -protestó él.
-¡Sí, y qué! ¿Te crees que soy tonta? Con tu hermana siempre va Brigitte -y levantó un dedo inquisitorial, a la vez que preguntaba masticando las palabras: -Tú vas con ellas porque a tí te gusta Brigitte. Además a ella le gustan las películas románticas, es francesa y odia la carne. Tres de tres.
-¿Me estás queriendo decir algo? -preguntó él alzando también su dedo.
-¡Sí, sí, sí! -gritó ella tres veces-. Estoy harta de tus reproches y de que no coincidamos en nada. Así que si te gusta Brigitte, quédate con ella. ¡Yo me voy ahora mismo! ¡Y no te quiero volver a ver!
Se dio media vuelta y con un portazo selló su despedida.
¡Yuju! -soltó él por lo bajinis.

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