martes, 5 de abril de 2016



 

EL IDOLO CHINO

Escrita por Txemarx Duranxsh, un hombre adelantado a su tiempo, un dramaturgo para la segunda mitad del Siglo XXI.

Personajes:
Mikel: Director de la obra, marido de Maritxu.
Andoni: Actor, novio de Oihane.
Josu: Actor, hijo de Mikel y Maritxu, novio de Edurne.
Maritxu: Dueña del teatro, esposa de Mikel.
Edurne: Actriz, novia de Josu.
Xabi: Actor. Lleva una camiseta amarilla.
Patxi Goenaga: Comisario de la Ertzaintza.
Itxaso: Actriz.
Oihane: Actriz, novia de Andoni.
Kepa Yanguas: Ertzaina.
Gorka: Médico forense. Lleva una bata blanca.
Susana Junqueira Da Silva: Trabajadora de la limpieza. Portuguesa.
Juan Manuel Aguiar: Juez de guardia.
Javier Fdez. Eraso: Técnico de sonido.
Txema Durana: Autor

ACTO I

Se abre el telón.
En el escenario hay un sofá, una mesa camilla y dos sillas. También puede haber más adornos o mobiliario para que Susana tenga dónde pasar el plumero. Aparece por la derecha Mikel. Lleva unas hojas en la mano. Observa el sofá, las sillas, la mesa y los adornos como comprobando que todo está en su sitio y se va por la izquierda.
Aparecen por la derecha Josu y Andoni. Están nerviosos. Andoni lleva una bolsa que agarra con fuerza. Se acercan a la mesa y dejan la bolsa sobre la misma. Se les ve aliviados. Se sientan.
Andoni: ¡Por fin en casa!
Josu: ¡Por fin! ¡Qué ganas tenía de estar en un lugar seguro!
Andoni: Pero ha merecido la pena. Aquí dentro tenemos la solución a todos nuestros problemas. Nos vamos a hacer famosos. ¡El robo más audaz de la historia!
Josu: Bueno, tampoco tan audaz. Asaltar una casa aislada, donde solo hay un viejo, y robar un pisapapeles tampoco es como para aparecer en una enciclopedia.
Andoni: Una casa que es un palacio con sofisticados sistemas de protección antirrobo, y un pisapapeles que en el mercado negro vale una millonada. De la dinastía Ming, de los Ming de Pekín. Lo usaba el emperador Chenghua para cascar nueces.
Josu: Bien, vale, una millonada. Y lo de entrar tampoco fue tan difícil. Cortar unos cables por aquí, otros por allá, y listo.
Andoni: ¿Cortaste todos los cables, no sólo los de las alarmas, sino también los de las cámaras de seguridad?
Josu:  Todos. Soy un profesional.
Andoni: Sí, por eso estuviste seis años en el talego, haciendo la carrera y un par de másters.
Josu: Gajes del oficio. Allí aprendí que el cable que hay que cortar es siempre el azul y nunca el rojo.
Andoni: Vaya, ahora sólo hay que esperar que no seas daltónico.
Josu: O que no lo sea el que instaló el sistema de alarmas.
(Pausa mientras Andoni observa a Josu)
Andoni: Te noto un poco raro. ¡Deberías estar contentísimo! El trabajo ha sido perfecto. Nadie se va a enterar del robo hasta mañana cuando el servicio vaya a atender la mansión del viejo.
Josu: Sí, pero creo que te pasaste al darle con el ídolo en el cráneo.
Andoni: ¿No quedamos que era un cascanueces chino? (se ríe) Había que comprobar que todavía funcionaba después de quinientos años sin usar (se ríe otra vez).
Josu: ¿Pero y si el viejo palmó? A mi me pareció que se quedó demasiado quieto. Y no es lo mismo que te acusen de un robo que de cargarte a un tío.
Andoni: ¿Qué más da? No nos van a pillar. Y al viejo le quedaban dos cortes de pelo. Menudo carcamal. Marqués de Munilla, noventa y tantos años, más pasta que la que tuvieron todos los emperadores chinos juntos, y encima les quita el cascanueces. Con lo viejo que es seguro que lo robó en persona (se ríe otra vez. Cuando para se levanta y abre la bolsa de donde saca una figura humana de unos 35 cm. mientras habla). Y aquí tenemos la maravillosa, la incomparable, la valiosísima pieza arqueológica por la que un extravagante multimillonario sueco nos va a pagar un millón de euros. La llave de nuestra felicidad, ¡nuestro cuerno de la abundancia!... (se para y observa la pieza. Cambia el tono)... manchado de... ¿sangre? ¿Quién ha pintado esto de rojo? Y además es pintura fresca. ¿Pero no quedamos en que no había que pintarlo hasta el último día?
 (Entra Mikel por la izquierda y se dirige hacia Andoni, que le mira extrañado).
Mikel: A ver. Es pintura, y sí que está fresca. (Josu también se levanta para verlo). Qué extraño. ¿Estaba con las demás cosas en el baúl?
Andoni: Sí, donde lo dejé ayer.
(Entran Maritxu y Edurne por la izquierda, Xabi y Oihane por la derecha, dirigiéndose al trío para ver qué pasa).
Maritxu: ¿Qué pasa, que está manchado?
Andoni: Que lo han pintado.
Mikel: Sí. Bueno, qué más da. Josu, tienes que poner más ánimo. Vale que en esta escena estás un poco raro porque igual os habéis cargado a un viejo, pero vas a ser millonario, que se note. Y tú, Andoni, cuando te levantas para abrir la bolsa y sacar el ídolo hazlo con más presencia, que vas a sacar una figura que vale una millonada. Ponle solemnidad, como si fueras a sacar la Venus del Nilo. Que no es un cascanueces, que es una pieza única de valor incalculable.
Oihane: Comprada en un bazar chino.
Mikel: Pero el público no lo sabe, y la ve de lejos.
Maritxu: A mi me parece un ídolo horroroso. Nadie se va a creer que esto era del tesoro de la dinastía Ming.
Mikel: ¿Tú crees que vendrán a ver la obra muchos arqueólogos? ¿Y si viene alguno, traerá prismáticos?
(Se quedan en el centro de la escena Andoni, Josu, Maritxu, Xabi y Oihane. Edurne se lleva a Mikel hacia la izquierda del escenario, al frente. Los demás siguen dándole vueltas al ídolo y no se enteran de la conversación).
Edurne: Te tengo que decir algo.
Mikel: Dime.
Edurne: Estoy embarazada.
Mikel: (Pone cara de no saber qué cara poner) ¡Edurne! ¡Qué alegría! ¡Me vas a hacer abuelo!
Edurne: Abuelo no. Padre.
Mikel: ¿¿Quééé?? (y la aparta aún más de los otros para que no oigan).
Edurne: Que el padre eres tú.
Mikel: ¿Yo? ¿Cómo, cómo ha podido ocurrir eso?
Edurne: ¿Quieres que te lo explique? ¿A ti te pasó como a mí, que tampoco me enteré de nada?
Mikel: No, no, no. Quiero decir, que nosotros tomábamos precauciones. Tú tomabas la pastilla. Un momento, ¿cómo puedes saber que es mío y no de… de… de mi hijo?
Edurne: Porque él y yo sí que tomamos precauciones. No tomaba la pastilla porque con tu hijo usaba preservativo. Y contigo estaba confiada porque  pensaba que tu grifo ya estaría seco.
Mikel: Muy poético. Por un lado me alegro de seguir en forma, pero por otro ¡me hierve la sangre al ver lo inconsciente que eres!
Edurne: ¿Y tú qué? ¿No podías pensar que aún te quedara algún bichito vivo?
Mikel: Bien, bueno, no nos pongamos nerviosos. Estas cosas tienen remedio.
Edurne: A mi, la verdad, me da reparo. Soy católica y una decisión así la tengo que meditar mucho.
Mikel: ¿Católica? ¿Por eso no parabas de repetir dios mío, dios mío cuando… ya me entiendes?
Edurne: ¡Qué idiota eres! Pues si quieres hacerlo a tu manera ya puedes aflojar la pasta para un viajecito. Y rápido que esto se hincha.
Mikel: Pero yo no tengo dinero aquí.
Edurne: Tienes una caja fuerte en el despacho con un montón de pasta.
Mikel: Bueno, un montón... un montón...
Edurne: El otro día me dijiste que habías guardado 4.000 euros de la recaudación de la última obra.
Mikel: Bueno, sí, pero ya no hay tanto. Hay que vivir, y hay gastos...
Edurne: Tu mujer anda por aquí. Me cuesta medio minuto ponerle al corriente de lo que pasa.
Mikel: No, no, no, no. Bien, bien, bien. Vamos al despacho y veremos cuánto hay.
 (Se oye un grito de mujer fuera de escena. Aparece por la derecha Itxaso)
Itxaso: Javier, el técnico de sonido, ¡está muerto!
(Todos se van precipitadamente por la derecha. Vuelven al de unos segundos más despacio. Xabi llega el último y lleva en la mano una cartera de donde saca unos billetes y se los mete en un bolsillo y la cartera en otro bolsillo. Itxaso lleva un teléfono móvil).
Itxaso: Sí, aquí en el teatro, sí, ahora mismo lo hemos visto. Sí, cuanto antes. (Terminando la llamada que acaba de hacer) ¿Qué ha podido pasar? Ahí no se ha podido caer de ningún sitio.
Maritxu: Y la brecha en la cabeza es como de haberse pegado con una esquina, no contra el suelo.
Oihane: ¿Y si lo han matado?
Andoni: ¡Anda ya!
Mikel: (A Xabi) ¡No habrás sido tú! Sólo falta que un preso de un programa de reinserción nos jorobe la obra porque le abre la cabeza a un tío.
Xabi: Hombre, por favor. No, no, no. Yo me dedico a mangar bolsos y cosas de esas. Me dedicaba, perdón (se corrige sobre la marcha). Ahora soy actor, y ese es mi futuro, ya lo verá.
Mikel: ¿Habéis llamado a la ertzaintza?
Itxaso: Sí.
Mikel: ¿Lo conocía alguien?
Andoni: Llevaba aquí un par de días.
Maritxu: Tú lo contrataste.
Mikel: Sí pero no crucé ni dos palabras con él. Me comentó que conocía a alguien de aquí, pero no me acuerdo…
Maritxu: ¿Y ahora qué va a pasar con la obra?
Mikel: Pues no sé. Con esto del técnico no podemos hacer nada, salvo esperar a que llegue la ertzaintza, así que vamos a seguir con el ensayo, que el estreno es en dos días y esto está muy verde. Vamos con la escena del interrogatorio.
(Josu se sienta en la silla con las manos atrás, esposado. Xabi e Itxaso se ponen a los lados de Josu. Le alumbran con un flexo. Los demás se apartan por la izquierda).
Itxaso: Bien, muchacho.
Mikel: Itxaso, Itxaso, espera un momento. Xabi, desde hace unos días veo que llevas una camiseta amarilla en los ensayos.
Xabi: Sí.
Mikel:  Pues es que el amarillo es el color de la mala suerte en el teatro.
Xabi: Bah, qué importancia puede tener eso.
Mikel: Molière, un gran autor, iba vestido de amarillo cuando murió sobre el escenario en medio de una representación. ¡Por eso desde entonces el amarillo es el color de la mala suerte en el teatro!
Itxaso: Bueno, ¿y qué puede pasar?
Mikel: Pues que se caiga un foco y le dé en la cabeza, o peor aún, que se olvide de lo que tiene que decir.
Xabi: (Se mueve como intentando ponerse fuera del alcance de la caída de un foco) Bueno, pues mañana traeré otra, no pasa nada.
Mikel: Seguid.
Itxaso: (Con acento andaluz) Bien, muchacho. (Avanza un par de pasos y hace como que escupe un escupitajo hacia el público).
Mikel: ¡Ay, ay, Itxaso! (se le acerca). El día del estreno escupe hacia la izquierda, que en las primeras filas se sientan las autoridades y a ver si tenemos un problema luego con las subvenciones…
Itxaso: Ah, vale. (Ahora escupe hacia un lado) Te has caído con todo el equipo. Os grabaron las cámaras, tenemos ADN de la colilla de un cigarro que os fumásteis allí, y te hemos pillado con la bolsa y el ídolo robado. Más vale que confieses dónde está tu cómplice. Por las buenas, o si no tendrá que ser por las malas (y se da un puñetazo en la mano).
Josu: Yo no sé nada.
Mikel: Más desesperación, que te van a caer un montón de años de cárcel.
Josu: ¡Que yo no sé nada!
(Xabi le da un pequeño toque en el hombro)
Xabi: Esto no ha sido nada, pero puedo empezar a sacudirte en serio.
(Entra Patxi por la derecha).
Patxi: Arratsalde on, buenos días. 
Mikel: ¡Pero que estamos en medio de un ensayo! ¿Quién es usted?
Patxi: Soy Patxi Goenaga, comisario de la Brigada Criminal de la Ertzaintza. (Al verlo, Xabi disimula y se aparta para evitar que Patxi lo vea directamente. Entran precipitadamente Andoni, Oihane, Maritxu y Edurne por la izquierda). Parece ser que ha ocurrido un accidente y hay una víctima mortal. Ya la hemos visto junto a lo que parece el almacén. Aunque, tras un primer vistazo, yo no estoy muy seguro de que se trate sólo de un accidente.
Edurne: ¿Qué quiere decir, señor comisario?
Patxi: Que creo que se trata de un homicidio.
Mikel: Pero no puede ser. ¡Lo que nos faltaba! Si aquí se ha cometido un crimen durante los ensayos se nos hunde la obra antes de estrenarla.
Patxi: El agente Yanguas está examinando el cadáver y ahora nos informará con detalle. (Mirando a Xabi) Su cara me suena (se le acerca y los demás se apartan) ¿No habrá pasado usted por nuestra comisaría en alguna ocasión?
Xabi: No, no, no. En todo caso alguna vez para renovar el carnet.
Patxi: Allí no se renuevan carnets.
Xabi: Quiero decir, para denunciar que me habían robado el carnet.
Patxi: Eso es más probable.
Xabi: Soy actor y puede que me haya visto en alguna obra de teatro.
Patxi: Se nota que es actor. Por lo que veo ya sabe que el amarillo da buena suerte.
Xabi: ¿Ah sí?
(Entra Kepa por la derecha).
Kepa: Comisario, a ese hombre lo han matado. (Todos se estremecen). La herida inciso-contusa demuestra que le han golpeado con un objeto contundente. Es más, diría que le han golpeado más de una vez. Ya he avisado a comisaría para que se pongan en contacto con el juez de guardia para iniciar el protocolo pertinente.
Patxi: Muy pertinente, quiero decir, muy competente, Kepa, una vez más. ¿Tenía alguna identificación el difunto?
Kepa: No, señor.
Xabi: Aquí está su cartera (como si se le hubiera escapado, y luego disimulando). La he cogido para que no se perdiera y entregársela a la ertzaintza cuando llegara (Mikel lo mira de reojo).
Patxi: (Abriendo la cartera y sacando un carnet) Qué raro. Sólo está el carnet. No hay nada de dinero (Mikel por detrás le hace gestos de reproche a Xabi, que se encoge de hombros como queriendo decir que no lo puede evitar, que lo lleva en los genes). ¿Lo conocían ustedes?
Itxaso: Sí, era Javier, el técnico de sonido.
Patxi: Javier Fernández Eraso. Bien. Tendré que interrogar a todos los presentes, porque, y esto quiero que esté muy claro, todos ustedes son sospechosos. Así que nadie saldrá del edificio sin mi consentimiento mientras dure la investigación (caras de fastidio).
Mikel: Verá, comisario. Estamos en el ensayo general de una obra que se estrena pasado mañana. Nos ha llevado meses prepararla y nos ha costado muchos sacrificios. ¿No podría usted empezar los interrogatorios entre los técnicos que están por aquella parte del teatro (señala a la derecha), y cuando acabemos el ensayo nos interroga a nosotros? Al fin y al cabo el muerto era uno de ellos y seguro que allí conseguirá más información. Nosotros somos la parte artística y nuestra relación con la parte técnica es… esporádica.
Patxi: Esporádica... ¿quiere decir que no se tragan?
Mikel: No… Les decimos cuándo tienen que introducir las luces, la música y los efectos especiales, ellos lo apuntan, lo ensayamos un par de veces y luego ya no les vemos hasta el día de la representación.
Patxi: Ah, ya. ¿Sabe? Yo de niño participé en una obra de teatro en el colegio. Shakespeare, Calderón, Paco Martínez Soria…Me tira a mi esto de actuar en un escenario. Bien, nos vamos a interrogar por aquella zona.
(Se van Patxi y Kepa por la derecha).
Oihane: Cariño, ¿vamos a la máquina de café?
Andoni: Vamos.
Edurne: Os acompaño (y se van por la izquierda).
Mikel: ¡Qué fastidio! Bueno, seguimos con el interrogatorio a Josu.
(Se ponen en posición. Maritxu le hace unas carantoñas a Josu para animarle, y se pone a la derecha del escenario, casi fuera del mismo).
Xabi: Sigo donde estábamos. A ver. (Cambia a una actitud amenazante) Esto no ha sido nada, pero puedo sacudirte en serio.
Itxaso: Proceda, agente Romerales (con acento andaluz).
Xabi: Pues toma y toma (hace gestos como de sacudirle puñetazos, pero Josu ni se inmuta).
Josu: Ay, ay (con desgana). 
Mikel: ¡Vamos, hijo, que te están machacando!
Itxaso: Déjelo ya, agente Romerales, no sea que se nos vaya de las manos. (Josu mira hacia un lado como que la cosa no va con él mientras Xabi sigue golpeando).
Andoni: (Entre bambalinas, pero se le oye perfectamente) ¡Qué tío más zoquete! Pero claro, como es el hijo del director, toma papel protagonista.
(Josu lo oye, se levanta y se va por la derecha mosqueado, cruzándose con Maritxu, que le hace una carantoña para consolarlo, mientras Xabi sigue dando puñetazos al aire).
Itxaso: ¡Que lo deje, agente Romerales, que lo va a matar!
Mikel: Para, para.
(Maritxu se dirige a Mikel).
Maritxu: Entiéndele, está pasando una mala racha.
Mikel: Pero tiene que ser un profesional. Esta es una ocasión única para él. Ya hemos probado que estudie una carrera, y nada, que trabaje en la oficina de tu hermano, y nada. Para ser actor no tiene que estudiar. Sólo hacen falta ganas y esfuerzo para repetir y repetir y repetir hasta que te sale bien. Y no tiene por qué ser el mejor. Aquí hay sitio para todos. Subes al escenario, intentas no tropezarte con los muebles, finges ser otra persona y el público te aplaude por ello. Puedes ser lo que quieras (Mikel se adelanta. Entra Patxi por la derecha y se queda observando). Puedes interpretar a un malvado criminal, o al rey de un país exótico, (imitando la voz de Juan Carlos de Borbón) mida, quedida, un edefante (alza una escopeta imaginaria) ¡paña, paña! (empieza a andar para capturar la pieza pero se para poniéndose la mano en la cadera) ¡ay, mi cadera! (y recupera la compostura), o un famoso cantante de ópera (y entona La donna è mobile, qual piuma al vento). Y triunfarás, porque el teatro es el cielo de los héroes. ¡Todos respetan y admiran a los grandes genios cuando aciertan a dar la vida a sus personajes, porque el teatro es la vida! (extasiado).
Maritxu: (Avanzando hacia el frente, junto a Mikel, y tomando el mismo tono solemne) Y ahí es donde las mujeres han ejercido un papel fundamental. Sin las mujeres el teatro no habría conocido la pasión, la sensibilidad, la melancolía. Gracias a las actrices que con dolor parieron los grandes personajes femeninos que brillan en los escenarios del mundo, el teatro se convirtió en el faro que ilumina el camino de la Humanidad (también se extasía).
Patxi: (Adelantándose como los dos anteriores, mismo tono solemne) ¡Como le pille al tontolaba que me ha robado el sacapuntas le arranco los hígados! (Cambiando la actitud y dirigiéndose a los presentes) Era mi frase en la obra de teatro del colegio. Bien. Ya hemos interrogado a la parte técnica, que se reduce a la señora de la limpieza. Pero la descarto porque acababa de llegar cuando la íbamos a interrogar. Dijo que venía de trabajar en otro sitio, a donde he llamado y, efectivamente, me han confirmado la coartada. Así que a la hora del crimen en el teatro sólo estaba la “parte artística” (con retintín) y el muerto.
Maritxu: ¿Y ahora nos interrogará a nosotros?
Patxi: Sí. Me he habilitado un despachito en el camerino de señoras. Irán pasando por allí de uno en uno. Mientras, pueden seguir con el ensayo.
Itxaso: No podemos seguir sin Josu. 
Mikel: Pues…
Patxi: Oiga, si su papel no es muy difícil yo podría echarles una mano. No pasa nada por retrasar el interrogatorio unos minutos. Todavía tienen que llegar los del juzgado, y con lo huevazos que son todavía tardarán un buen rato. Como le toque el caso a Aguiar, un juez que es un zángano, tenemos para rato. Además es de los que suelta a todos. Nosotros le llevamos detenidos pillados con las manos en la masa y el tío los suelta al cuarto de hora. Así que no pasa nada por atrasar el interrogatorio unos minutos.
Mikel: Bueno, en realidad en esta escena el papel es muy sencillo. Casualmente, se trata de un interrogatorio policial, y usted sería el interrogado.
Patxi: Hombre, no está mal ver las cosas desde el otro lado, (riéndose la gracia) por una vez. ¿Qué tengo que hacer?
Mikel: Usted se pone en la silla con las manos a la espalda, como si estuviera esposado, y Xabi e Itxaso son los policías que le interrogan. Como es una obra de ficción, también harán como que le pegan un poco, pero porque es una obra de ficción, entiéndame, no tiene nada que ver con la realidad, claro.
Patxi: No crea. Esta profesión es muy dura y a veces, muy pocas, hay que emplear métodos que ni a nosotros nos gusta usar.
Mikel: Claro, claro, ya le digo que nada que ver con la realidad. En su papel de interrogado usted lo niega todo. Como ya sabrá, el sospechoso nunca ha hecho nada. Así que negarlo todo.
(Mientras Patxi se va poniendo en la silla, Xabi se acerca a Mikel).
Xabi: ¿Estás diciendo que yo le tengo que interrogar al madero este?
Mikel: Sí. Bueno, es un policía pero en este momento es un actor más.
Xabi: Un actor más, ¿eh?
Mikel: Sí, a ti te da igual. Su papel aquí es estar quieto y decir que él no ha sido.
Xabi: Que él no ha sido ¿eh? Y yo le interrogo y hago como que le pego.
Mikel: Que sí. Itxaso y tú haced vuestro papel, como siempre, y a ver si tú vocalizas bien, porque llevamos con esto cuatro meses y yo no sé qué pasa que en esta escena siempre te trabas, y no se sabe si estás haciendo un interrogatorio o retransmitiendo una partida de ajedrez.
Xabi: Ajedrez, ¿eh? 
Mikel: ¿Puedes dejar de repetir lo último que digo?
Xabi: Voy, voy a ello. Lo voy a bordar.
Mikel: Bien, cada uno en su sitio. Adelante.
(Xabi e Itxaso se ponen enfrente de Patxi. Le alumbran con un flexo. Los demás se apartan).
Itxaso: (Acento andaluz) Bien, muchacho. Te has caído con todo el equipo. Os grabaron las cámaras, tenemos ADN de la colilla de un cigarro que os fumásteis allí, y te hemos pillado con el ídolo robado. Más vale que confieses dónde está tu cómplice. Por las buenas, o si no tendrá que ser por las malas (y se da un puñetazo en la mano. Xabi está al otro lado moviéndose de un pie al otro, en una actitud mucho más amenazadora que la vez anterior).
Patxi: (Hace gestos a Mikel como de si tiene que responder. Mikel asiente con la cabeza). Perdone, señorita (y levanta un dedo. Mikel le hace ver que está esposado. Patxi rectifica). Perdone, señorita, pero no sé de qué me está hablando usted.
(Mikel le hace un gesto con el pulgar hacia arriba, mientras Xabi le sacude un puñetazo que lo tira de la silla. Patxi se queda anonadado mientras Xabi sigue hablando como si Patxi siguiera sentado en la silla).
Xabi: Esto no ha sido nada, pero puedo empezar a sacudirte en serio.
Itxaso: (Titubeando) Proceda, agente Romerales (se desencadena un poco de follón al caer el comisario al suelo, entrar el agente Yanguas, gritos, Mikel y Maritxu sujetando a Xabi, etc.).
Xabi: Pues toma y toma y toma, cabronazo, te voy a sacar las tripas (hace gestos como de sacudirle puñetazos a alguien en la silla).
Itxaso: Déjelo ya, agente Romerales, no sea que se nos vaya de las manos. ¡Que lo deje, agente Romerales, que lo va a matar! (mirando de reojo a Mikel, que se lleva la mano al rostro).
Patxi: ¡Pero este tío está loco! ¡Que estoy aquí en el suelo!
(Xabi se da la vuelta y va a por él. Mikel, Itxaso y Maritxu se le echan encima para que no siga. Entra Kepa por la derecha y al ver al comisario en el suelo se adelanta para ayudarle a levantarse).
Mikel: Bueno, bueno, tranquilo, ha estado bien.
Patxi: Joder con el realismo. Casi me desencaja la mandíbula ¿Lo he hecho bien, señor director?
Mikel: Muy bien, señor comisario (mientras sujeta a Xabi, que amaga con más golpes al comisario, aunque este no se da cuenta.).
Xabi: Yo también lo he hecho bien, ¿eh? Se me ha caído de la silla pero yo he seguido como si estuviera sentado, que es lo que pone el papel (y se acaba el follón).
Mikel: Sí, sí, sí, sí.
Patxi: (Ya repuesto) Bien, pues pueden empezar a desfilar por mi despacho.
Mikel: Un descanso mientras empezamos a pasar por el despacho del comisario, y luego repasamos el segundo acto (Patxi y Kepa se quedan un momento mientras el comisario se recupera del golpe. Se van Itxaso por la izquierda y Maritxu por la derecha. Mikel se queda ojeando el guión. Entra Edurne por la izquierda, hace un guiño a Xabi, se acerca a Mikel y le hace con los dedos el signo del dinero. Mikel pone cara de fastidio, deja el guión sobre la mesa y se van por la derecha. Por la derecha se va Xabi, y se cruza con el médico, que entra vestido con una bata blanca).
Kepa: (A Patxi) Ya ha llegado el médico forense.
Patxi: ¿Es usted el médico del juzgado?
Médico: No. Soy el churrero de la esquina.
Patxi: ¿Cómo? ¿Quién le ha dejado entrar?
Médico: Que no, que sí soy el forense (se ríe por la broma). Vengo porque me han dicho que hay un muerto...
Patxi: Sí, está ahí, en la entrada del almacén.
Médico: ¿Uno que está tirado en el suelo con una sábana encima y un reguero de sangre?
Patxi: Sí... (señalando y empezando a darse cuenta de que el médico le está vacilando. Este le hace un gesto como que le ha vacilado, le guiña un ojo y le dispara como si tuviera una pistola en la mano)
Médico: Ya tengo allí el maletín con el instrumental necesario (se va a retirar por la derecha, pero entra el juez).
Juez: Buenas tardes. Soy Juan Manuel Aguiar, el juez de guardia. (Xabi se intenta escaquear como hizo cuando llegó Patxi).
Patxi: ¡El zángano!
Juez: ¿Cómo dice?
Patxi: ¡Carámbanos! Carámbanos he dicho. ¡Carámbanos, cuánto tiempo sin verle, señor Aguiar!
Juez: Nueve días, diecisiete horas y cuarenta y dos minutos. No me pregunte por qué lo sé, pero lo sé. Según Eduard Punset (lo dice con un marcado acento catalán), algunas personas superdotadas desarrollamos una cualidad que nos permite definir con exactitud la duración de un periodo de felicidad entre dos sucesos funestos, como pueden ser, en mi caso, encontrarme con usted.
Patxi: ¿Eduard Punset, eh? (lo dice con un marcado acento catalán) Sí, si yo también le conozco. Es catalán y juega en el Barça…
Juez: A falta de otras cosas, supongo que tendrá la situación controlada.
Patxi: Totalmente.
Juez: ¿Y qué ha ocurrido?
Patxi: Ha aparecido el cadáver del técnico de sonido. Y parece que alguien lo ha matado a golpes.
Juez: (Al médico) ¿Ya lo ha examinado usted?
Médico: Ahora iba para allá (y se va por la derecha).
Juez: (A Patxi) ¿Y usted ha interrogado a los presentes?
Patxi: Ahora iba a hacerlo en un despacho que he habilitado en un camerino.
Juez: ¿Y les va a interrogar tirándose por el suelo?
Patxi: ¿Cómo dice?
Juez: He llegado hace unos minutos y he visto desde ahí atrás cómo usted se revolcaba por el suelo.
Patxi: (Disimulando) Ha sido una posible reconstrucción de los hechos.
Juez: Sí, claro.
Patxi: Nuevas técnicas de investigación… aprendidas en… (con un gesto de la mano busca apoyo en Kepa).
Kepa: En el FBI.
PatxI: (Chasqueando los dedos) ¡En el CSI!
Juez: ¿Ah sí?
Patxi: Sí. Consiste en reconstruir el crimen aunque nadie lo haya visto. Luego se sacan conclusiones y se detiene al sospechoso. Se le manda ante un juez que lo suelta en dos minutos, y así al menos todos hemos hecho nuestro trabajo, unos detienen y otros sueltan.
Juez: Comprendo. (Por la derecha entra Xabi despistado y al ver al juez se para e intenta disimular) ¿No le conozco yo a usted?
Xabi: ¿A mi? 
Juez: ¿No le habré condenado yo alguna vez?
Xabi: No, no. Yo soy actor.
Juez: Ah, claro, por eso lleva una camiseta amarilla, que en el teatro da buena suerte.
Xabi: ¿Sí?
Juez: ¿Cómo se dicen entre ustedes para desearse buena suerte…? Mucha…  cómo es…
Xabi: ¿Mucha venia?
Juez: No, eso es entre los jueces. Ya me acordaré.
Xabi: Mientras tanto… yo me voy… a alguna parte (se va por la izquierda).
(Por la derecha entra Susana, la señora de la limpieza, limpiando con el plumero. Va entonando un fado)
Juez: (A Patxi) ¿Quién es?
Patxi: La dueña del teatro.
Juez: ¿Qué?
Patxi: ¿Pues quién va a ser si está limpiando con el plumero?
Juez: Ah ¿La señora de la limpieza?
Patxi: Muy bien. Con su ayuda vamos a resolver esto antes de fin de siglo.
Juez: ¿Es sospechosa?
Patxi: No. Hemos comprobado que estaba fuera cuando se cometió el crimen. Es portuguesa.
Juez: (Mirándola) ¿Portuguesa? Pero si no tiene bigote.
Patxi: Es cierto. Y no ha intentado vendernos ninguna toalla.
Juez: ¿Seguro que ha comprobado su coartada?
Patxi: Por supuesto, pero la volveré a interrogar si hace falta.
Juez: No, ya me encargo yo. Usted vaya a interrogar a los otros en su despacho (se van Patxi y Kepa por la derecha. El juez se acerca a Susana). Buenas tardes (y ella, que estaba de espaldas, se asusta). Perdone si la he asustado. Soy Juan Manuel Aguiar, juez.
Susana: Susana Junqueira Da Silva, señora de la limpieza.
Juez: Soy el juez de guardia encargado del presunto caso de homicidio que ha acontecido en este lugar.
Susana: (Se queda pensando) ¿Lo del muerto? Ah pues yo no sé nada. Ya lo habían matado cuando yo llegué.
Juez: ¿Y no ha notado usted nada raro estos días? Es posible que lo haya matado alguien de aquí mismo, del teatro.
Susana: Cualquiera sabe, esta gente está muy loca.
Juez: ¿Sí? ¿Me dice que esta gente no está en sus cabales?
Susana: Yo no sé si están en sus cabales, o en los cabales de otros. En los míos no están. Ahora he visto a algunos actores por ahí, donde los camerinos. Los demás ni idea.
Juez: (Reaccionando un poco tarde a la respuesta de Susana). Bueno, es un mundo un poco especial este de las artes escénicas. Nosotros mismos, los miembros de la judicatura, tenemos que recurrir a veces a ciertas técnicas propias de la interpretación. No es lo mismo decirle a un reo: “Por sus horribles crímenes yo le condeno a cadena perpetua” (lo dice con un tono monocorde), que decirle: “¡¡Por sus horribles crímenes yo le condeno a cadena perpetua!!” (lo dice con un histrionismo exagerado). Así le damos una solemnidad apabullante.
Susana: ¿Sabe que no le entiendo ni la mitad de lo que dice?
(El juez se queda cortado. Entra el médico forense por la derecha).
Médico: Hay días que da gusto trabajar. Normalmente me encuentro todo lleno de sangre, un brazo por aquí, una pierna por allá, un esternón que sale por un ojo,… Pero lo de hoy me reconcilia con la profesión, sí señor. Todos los muertos nos los tendrían que preparar como el de este teatro.
Juez: ¿A qué se refiere?
Médico: Pues que al venir he visto el cadáver como debe ser, tirado en el suelo, ensangrentado, con un boquete en el cráneo, los sesos por el suelo, medio tapado con una sábana, lo típico. Y cuando he vuelto para hacer un análisis más detallado, me lo encuentro sentado en una silla, limpio, ni rastro de sangre, un sombrero para tapar la herida, unas gafas de sol para disimular los ojos, y hasta un periódico en las manos. Vamos, que a la primera le he saludado y he pasado de largo.
Juez: ¿Pero cómo es posible…?
Susana: (Un poco angustiada) Ay, es que me daba mucha pena el pobre chaval. Así está mucho más presentable. Hasta parece que está menos muerto.
Juez: Pero señora, ¿cómo puede ser usted tan inconsciente? Podría mandar detenerla por obstrucción a la justicia.
Susana: Que no hay manera, que no le entiendo nada a este hombre.
Médico: Podríamos ponerlo otra vez como estaba. El resultado del análisis iba a ser el mismo, pero es que tengo que hacer fotos, y nadie se va a creer que un tío se queda así después de que le abran el cráneo a golpes.
Juez: Sí, por favor, vamos, vamos que vaya estropicio ha preparado, señora (los tres se van por la derecha).
(Entran Maritxu y Josu por la derecha. El ídolo está sobre la mesa y Maritxu lo coge distraídamente mientras habla).
Maritxu: Vamos, hijo. Tú puedes hacerlo mejor, es cuestión de entrar al papel con confianza.
Josu: Ya lo sé, pero me pone nervioso.
Maritxu: Sí, pero es tu padre, y él también quiere que te salga bien, por eso es más exigente que con los demás.
Josu: Y a veces se pasa.
Maritxu: Sí, a veces se pasa, pero es con buena intención. El quiere que seas un buen actor, y cree que necesitas un empujoncito, sólo eso. Estáte seguro de que si él creyera que no vales para este papel, habría elegido a otro (deja el ídolo en la mesa y se van por la derecha. Por la izquierda entran Andoni y Oihane. También cogen el ídolo distraídamente mientras hablan, muy pijos).
Andoni: Ese enchufado, que no vale ni para hacer de paragüero. Estoy hasta las narices de inútiles que sólo están en esto por enchufe si son tíos, o porque están como un queso si son tías.
Oihane: Cariño, cariño. Tranquilo, que tú vales mucho. Que a quien madruga le llega su San Martín, y a todo cerdo Dios le ayuda.
Andoni: Sí, yo he estudiado para ser actor en los mejores Actor’s Studios de Hollywood, y sólo consigo estos papeles de mierda en estas obras de mierda. Así no hay forma de triunfar.
Oihane: Que sí, mi amor. Oye, y con esto del técnico, ¿tú quién crees que es el asesino?
Andoni: Yo creo, y sin ningún prejuicio racista ni nada de eso, que ha sido el presidiario ese, el de la camiseta amarilla, pero sin ningún rencor ni prejuicio ni nada de eso. Blanco y en botella.
Oihane: ¡Leche!
Andoni: ¡Cacao!
Oihane: ¡Avellanas!
Andoni: ¡Y azúcar!
Oihane y Andoni: ¡No-ci-lla! (se ríen).
Oihane: Bueno, volviendo a lo nuestro. Verás cómo un día aparece por aquí un cazatalentos de esos, y enseguida encontramos trabajo en la tele, en La 1, La 2, Antena 3, la Cuatro, Telecinco, La Sexta, La Siete, y así hasta el canal 69.
Andoni: Oye, qué bien suena eso del canal 69.
Oihane: ¡Y después a Hollywood! (dejan el ídolo en la mesa y se van por la derecha. Por la izquierda entran Xabi e Itxaso).
Xabi: ¡Qué bien me ha salido el ensayo! Por primera vez he entendido eso de ser realmente el personaje que interpretas, lo del Stajanowski ese.
Itxaso: Stanislawski.
Xabi: Eso, Stajanowski. En cuanto salga de aquí voy a ir a celebrarlo comiéndome una hamburguesa de pavo.
Itxaso: De pavo real o del otro (con ironía).
Xabi: Del otro.
Itxaso: Del otro. ¿Republicano?
Xabi: Nooo.
Itxaso: Pues si no es real…
Xabi: De ficción.
Itxaso: De ficción, claro.
Xabi: O eso, o un kebab de cordero.
Itxaso: ¿De cordero lechal o de pasto?
Xabi: Nooo. De cordero de dios, que quita el pecado del mundo.
Itxaso: Ya, claro. Oye, ¿tú te drogas?
Xabi: ¿Yooooo? Pues claro.
Itxaso: En fin. Cambiando de tema, ¿tú quién crees que ha matado al técnico?
Xabi: ¿Yo?
Itxaso: Sí, tú. 
Xabi: ¿Qué yo he matado al técnico?
Itxaso: No. Que quíén crees tú que lo ha matado.
Xabi: Pues tú.
Itxaso: ¿Yo? Así que tú te drogas...
Xabi: Pues anda que tú...
Itxaso: ¿Yo?
Xabi: ¿Que tú lo has matado?
Itxaso: No aguanto más... (y se van por la izquierda. Por la derecha entran Mikel y Josu).
Mikel: …no es fácil, ya lo sé. Hoy yo también estoy un poco tenso y me paso. Pero yo creo que debes esforzarte un poco más.
Josu: Edurne me ha estado engañando con otro hombre. 
Mikel: ¿Qué?
Josu: Que Edurne me ha estado engañando con otro hombre.
Mikel: Estoo…joooder, que noticia tan… terrible.
Josu: La muy z…
Mikel: (Cortándole) Tranquilo, hijo. No acuses sin estar totalmente seguro (se acerca a Josu, que lo aparta violentamente).
Josu: ¡Estoy totalmente seguro!
Mikel: Bueno, pero habla con ella. Quizá sólo ha sido un desliz. Ultimamente habéis estado un poco distanciados y es comprensible que busque en otros sitios lo que no encuentra en casa.
Josu: ¡Era en casa donde me la estaba pegando!
Mikel: Es un decir, quiero decir que da igual dónde te haya puesto los cuernos (ante la mirada asesina de Josu rectifica sobre la marcha). Dónde lo haya hecho, quiero decir. Que la cuestión es que habéis estado un poco mal y ella ha echado mano del cariño que pudiera encontrar en otros brazos (se da cuenta de que los tiene hacia adelante y en un acto reflejo los esconde detrás). Una mujer necesita muchas atenciones y ...
Josu: Está embarazada y me quiere hacer creer que el niño es mío. 
Mikel: ¿A tí también? Quiero decir ¿embarazada?
Josu: Pero yo no soy el padre porque uso condón.
Mikel: Claro, claro… la verdad que podía haber tenido más cuidado con eso…
Josu: ¿Quieres decir que si lo hubieran hecho con más cuidado no sería tan grave?
Mikel: No, no, no…que… en fin, las infidelidades no son buenas, pero si ocurren, que a veces ocurren, por lo menos hay que poner los medios para que no llegar a esto. Que la chica ha tenido muy poca cabeza y nos ha metido en un follón que… (como para sí)
Josu: Y sé quién es el padre. 
Mikel: ¿¡Qué!?
Josu: ¡Que sé quién es el padre! (y acerca el rostro amenazador).
Mikel: Verás, hijo. Puedo expli... (le corta Josu).
Josu: Pero ese hijo puta ya tiene su merecido.
Mikel: Sí, la verdad es que lo estoy pasando francamente ¿mal? (muy extrañado) ¿Qué ya tiene su merecido?
Josu: Sí. Ese ya no se va a meter en las faldas de nadie. 
Mikel: ¿Pero qué... quién...?
(Josu señala con el brazo hacia la derecha, fuera del escenario).
Mikel: ¡El técnico! (gritando y luego bajando la voz). Tú te has cargado al técnico de sonido. Lo del ídolo chino es sangre del...
Josu: Se estaba tirando a mi novia.
Mikel: ¿Que Edurne se había liado con el técnico? Será hija de...
Josu: Eso es lo último que se le hace a tu pareja..
Mikel: Desde luego que sí, hijo. Y ahora está embarazada, y seguro que del técnico. Pues mira, oye, cojonudo (se le ve más que aliviado, casi eufórico).
Josu: ¿Pero qué dices?
Mikel: Quiero decir que... bueno, como tú no eres el padre no tienes que hacerte cargo del niño.
Josu: Eso ahora es lo de menos. ¡He matado a un tío y tengo que escaparme! ¡Y necesito dinero! 
Mikel: ¿Dinero?
Josu: ¡Claro! Si me quedo aquí me atraparán en seguida. No tengo ninguna coartada. Supongo que encontrarán restos de mi ADN donde lo he matado, o salpicaduras de sangre en mi ropa, aunque la he limpiado lo mejor que he podido en los lavabos. Tengo que huir ahora mismo. Y tú puedes ayudarme. En la caja fuerte del despacho tienes 6.000 euros de la recaudación de la última obra. 
Mikel: Bueno bueno, no tanto…
Josu: Me da igual, lo que sea que haya en la caja fuerte.
Mikel: El dinero de la caja fuerte…será hija de....
Josu: Olvídate de ella ahora y vamos al despach…
Mikel: (Hacia el público) ¡Pero será hija de su madre que me hace darle el dinero de la caja fuerte porque dice que está embarazada, y que necesita la pasta para...!
Josu: ¡Aita! ¡Céntrate en lo importante y déjale a ella ahora! ¡Hace un momento no hacías más que disculparla!
Mikel: Sí, pero es que según voy conociendo detalles me indigno cada vez más con lo que te ha hecho. Que si en tu casa, que si está embarazada, (hacia el público) que si el dinero de la caja fuerte…
Josu: Vale, pero déjalo y vamos a por el dinero.
Mikel: El dinero, sí. Deja eso de mi cuenta.
Josu: ¿No te importa tener que dármelo todo para poder escapar?
Mikel: Ya me había hecho a la idea de no tenerlo. Bien. Tú mientras mantente todo lo tranquilo que puedas, intenta disimular… bueno, mejor no. Tú estáte todo lo nervioso que quieras estar, al fin y al cabo tu personaje en la obra también está agobiado por la que se les viene encima. Así que sé tú mismo y seguro que así no despiertas sospechas. Ahora vamos a ensayar y cada uno lo haremos como si nada hubiera pasado (por la derecha entran Edurne, que lleva un bolso grande, y Maritxu. Mikel tenso, al igual que Josu) ¿Somos profesionales?
Josu: Somos profesionales.
Mikel: (Mirando con odio a Edurne y no pudiendo mantener la profesionalidad) Bueno, vamos con el segundo acto... (se ponen en posición, Josu y Edurne sentados en el sofá) Maritxu, cariño, ¿te importa dirigir esta escena? Voy a por una tila a la máquina de café, o una copa de coñac, aunque no sé si me llegará con lo que tengo en el bolsillo (con retintín y mirando de reojo a Edurne. Se va por la izquierda. Josu le mira con cara de extrañeza).
Maritxu: Vamos allá. Cada uno a su sitio. (Edurne y Josu se sientan en el sofá, cogidos de la mano).
Edurne: (Los dos enamorados, haciendo su papel de la obra que están ensayando) Qué ganas tengo de acabar con esto, que vendáis el ídolo, cobrar y marcharnos al Caribe, que allí no nos conoce nadie.
Josu: Sí, mi amor. Y empezar una nueva vida, y tener muchos hijos y olvidarnos de todo esto.
Edurne: Eso, muchos hijos, e irnos a vivir a Jamaica o por ahí.
Josu: A una isla desierta (Entra Itxaso por la izquierda)
Edurne: A una casa en la playa.
(Itxaso habla con Maritxu distrayéndole del ensayo mientras Edurne y Josu dicen lo anterior. Itxaso y Maritxu se van por la izquierda mirando el papel, y Maritxu les dice por señas que sigan).
Josu: (Cambian a una actitud de discusión y reproches) Y con socorristas bien cachas, para liarte con ellos, ¿no?
Edurne: No empecemos.
Josu: Pero si a la que me descuido te vas con el primero que llega.
Edurne: Si tú me hicieras más caso…
Josu: ¿Más? ¡Pero si acepté este papel en esta mierda de obra para estar más tiempo contigo!
Edurne: No es cuestión de más tiempo, sino de aprovecharlo mejor.
Josu: (Suplicante) ¿Pero por qué me haces esto, con todo lo que yo te quiero? (entra Maritxu por la izquierda para seguir con el ensayo y Josu y Edurne cambian el tono y la actitud) Sí, y todos los días bajaríamos a bañarnos.
Maritxu: Que se note que estás enamorado (entra Mikel por la izquierda. Lleva un vaso de tila en la mano. Se pone junto a Maritxu y le dice por señas que le llaman y Maritxu sale por la izquierda).
Edurne: Iríamos a pescar en nuestro barquito.
Josu: Y comeríamos lo que pescáramos.
Edurne: Y todo el día bailando reggae.
Josu: Y bebiendo mojitos.
Mikel: A ti que te los pongan con dinamita, a ver si te animas un poco. Voy a buscar a la parejita feliz (se va por la derecha dejando el vaso en la mesa).
Josu: (Cambian la actitud) ¿Qué te crees? Lo sé todo.
Edurne: ¿Ah sí? ¿Qué sabrás tú?
Josu: Pues que me la pegas con todo cristo.
Edurne: ¡Eso no es cierto!  (Mirando hacia otro lado y como para sí) Que una sabe elegir con criterio.
Josu: ¿Que no es cierto? Pues para empezar, me sé lo tuyo con… (se calla porque entran por la derecha Mikel, Andoni y Oihane. Maritxu entra por la izquierda y se pone junto a Mikel).
Mikel: Venga, lo han dejado donde los mojitos con dinamita. (Josu hace un gesto de fastidio).
Oihane: ¿Qué?
Mikel: No, nada. Donde los mojitos, y ahora entráis vosotros.
Andoni: Hola, parejita. ¿Haciendo planes?
Josu: ¿Ya has vendido el ídolo?
Andoni: Todavía no. Esto lleva su tiempo. Hay que sondear el mercado, dar con el cliente,…
Josu: ¿Cómo que dar con el cliente? ¡Pero si ya teníamos al millonario que nos lo iba a comprar!
Andoni: Sí, pero en el último momento se ha echado atrás. Como dicen que el viejo se ha muerto, se ha asustado y dice que no quiere saber nada del asunto.
Josu: ¡Lo ves! Se te fue la mano. ¿Qué necesidad había de darle con el ídolo en el cráneo?
Andoni: ¡Me había visto la cara!
Josu: ¡Pero llevabas una careta de Speedy González!
Andoni: Sí, pero también tenía que haber imitado la voz para resultar más creíble (y hace un intento de imitación) ¡Y ándale, ándale, ándale! ¿Dónde está el ídolo chino, so carcamal? ¡Que te apago el cigarro en el ojo, pinche güey!
Edurne: ¡Esto pasa por trabajar con inútiles! Si hubiera ido yo en su lugar esto no habría pasado.
Oihane: Oye, eso de inútil díselo a tu novio, que han dicho en la tele que hay grabaciones del robo porque cortaron los cables equivocados.
Josu: ¡Pero llevábamos caretas!
Mikel: Bien, bien, muy bien. Edurne, intenta hablar más alto. Tienen que oírte los de la última fila, que también pagan entrada (esto último con ironía. Entra Kepa por la derecha)
Kepa: Dice el comisario que vayan ustedes cuatro a declarar (señalando a Josu, Edurne, Andoni y Oihane. Como no le hacen mucho caso pega un zapatazo en el suelo.
Kepa: ¡Andando! (los demás se asustan y los cuatro citados salen precipitadamente por la derecha junto a Kepa. Maritxu se queda con Mikel).
Maritxu: Ahora lo ha hecho mejor ¿eh?
Mikel: Algo mejor. Verás, tenemos un problema.
Maritxu: ¿Un problema?
Mikel: (Asegurándose de que nadie les oye. Pero no ve a Xabi, que ha entrado por la izquierda y se pone detrás de ellos) Tu hijo se ha metido en un lío.
Maritxu: ¿Tu hijo?
Mikel: Sí, tu hijo, Josu.
Maritxu: También es hijo tuyo, Manolo, digo Mikel.
Mikel: Sí, bueno. El caso es que... es el que se ha cargado al técnico.
Maritxu: ¿Qué? ¿Pero… cómo lo sabes?
Mikel: El me lo ha dicho. Lo del ídolo chino es sangre, no pintura. Me ha pedido ayuda para escapar.
Maritxu: ¿Y por qué lo ha hecho?
Mikel: Por lo visto Edurne le ponía los cuernos con el técnico.
Maritxu: Madre mía. Pero este hijo... ¿y ahora qué va a pasar?
Mikel: Tenemos que ayudarle a huir.
Maritxu: ¿Nosotros?
Mikel: Hombre, tú no sé, pero va a recibir toda la ayuda que le pueda dar su padre.
Xabi: (Delatándose) ¿El acomodador? (Mikel y Maritxu se asustan).
Mikel: Pero serás cotilla (le agarra de la pechera, y al darse cuenta de que es amarilla le suelta con asco y se limpia las manos en su camisa). ¡Si ya sabía yo, si ya sabía yo! ¡Como se lo digas a alguien te te te cuelgo!
Xabi: Eh, eh , eh, que yo me conozco la ley del hampa, y lo último es chivarse de alguien.
Mikel: ¡Pues estás avisado! (Xabi se va por la derecha).
Maritxu: ¿Y qué podemos hacer?
Mikel: Primero tiene que salir del teatro, pero está difícil porque el comisario nos ha encerrado a cal y canto. De momento seguiremos como hasta ahora, nosotros ensayando y la ertzaintza con sus interrogatorios, hasta que veamos la manera de sacarlo de aquí. Porque seguro que lo pillan, con lo zoquete que es…
(Entran por la derecha Itxaso, Andoni y Oihane).
 Andoni: ¿Qué es eso de que Josu ha matado al técnico?
Maritxu: ¡Pero será posible...!
Mikel: ¡Como pille a ese sinvergüenza me lo cargo!
Itxaso: ¿A tu propio hijo?
Oihane: (Por lo bajo) Que es de Manolo, el acomodador.
Mikel: ¡Al chivato ese de la camiseta amarilla!
Maritxu: Por favor, tenemos que ayudar a Josu.
Oihane: Pero si es un asesino.
Maritxu: Pero ha sido casi involuntario, un ataque de celos.
Andoni: Un ataque de cuernos. Por eso se rompe la relación, no la crisma.
Itxaso: Ninguno sabemos cómo reaccionaríamos en un caso así.
(Aparece Josu por la derecha)
Maritxu: ¡Josu!
Josu: Lo siento, lo siento de veras. Me dejé llevar por un impulso asesino y...
Itxaso: Si es por un impulso cualquier jurado seguro que te da la razón. Tú dices que además del impulso llevabas media docena de copas y un cabreo subido porque ayer no te dejaron entrar en el Bataplán, y en cuatro días estás en la calle.
Xabi: (Que ha aparecido por la derecha sin que nadie lo viera). No es tan fácil. Yo por un par de bolsos me he tirado tres años a la sombra.
Mikel: ¡A la sombra de un ciprés te voy a poner yo! (y se acerca hasta ponerse a su lado a la derecha).
Xabi: Eh, eh, eh. Cuantos más seamos más podremos ayudar.
Josu: Porque si alguien le toca a mi novia lo mato.
Mikel: Bueno bueno, vamos a dejar eso.
Xabi: Sí, sí, vamos a dejarlo.
(Mikel se gira hacia Xabi sorprendido y a la vez con gestos como de no creerse que también Xabi se ha acostado con Edurne. Xabi le responde con gestos como de que qué le va a hacer, que también lo lleva en los genes).
Andoni: Se puede ayudar a un amigo, pero al hijo de los jefes, no sé, que le ayuden ellos.
Maritxu: Hombre gracias. Te pensarás que tú estás aquí por tu talento.
Andoni: Pues tengo bastante más que tu hijo, menos para abrir cabezas. A los que les doy yo con el ídolo están entre acá y allá, pero a los que les da tu hijo los deja secos.
Maritxu: (Que se encara con Andoni) Tú eres un... un... un desagradecido.
Josu: (Separando a Maritxu) No, ama. Tiene razón. Lo que he hecho está mal, muy mal, pero es que me volví loco. No lo puedo evitar. Si veo que alguien toca a Edurne no puedo controlarme y lo mato (un poco alterado. Mikel y Xabi disimulan hacia el lado contrario. Mikel ve a Xabi y le da un empujón).
Maritxu: Vamos a ver. El que no quiera ayudar que no ayude, pero que no estorbe. Yo, como madre, tengo que hacer todo lo posible por mi hijo, y lo voy a hacer. Y como alguien se me ponga por delante… (Aparece Edurne por la derecha. Lleva un bolso grande).
Edurne: ¿Qué pasa?
Maritxu: ¿Sabes lo de Josu?
Edurne: (Con gesto de preocupación) Sí. (Y ahora con gesto de pícara y mirándole) Me lo ha dicho Xabi (Mikel le empuja a Xabi).
Andoni: Pues estábamos hablando de ti, indirectamente.
Edurne: ¿Sí? He estado con el comisario, declarando.
Maritxu: No le habrás contado nada.
Edurne: Nooo. ¿Cómo iba a hacer algo así? ¿Y qué hablabais de mi?
Maritxu: Que eres una mala víbora.
Edurne: (Encarándola) ¿Cómo dices?
Maritxu: Que por culpa de tu lío con el técnico Josu ha cometido una barbaridad.
Edurne: Todos cometemos deslices, ¿no?
Maritxu: Sí, pero mira las consecuencias de este.
Edurne: Yo no he cometido las consecuencias (se acerca a Josu y se pone tierna). Ai, ene laztana, que es capaz de matar por mi, qué romántico (Josu agradece los halagos).
Mikel: (Con retintín) Sí, pero ahora necesitaría algo de dinero para escapar (y disimuladamente señala al bolso de Edurne).
Edurne: Ah, claro. ¿No tenías tú en la caja fuerte 18.000 euros de la recaudación del último espectáculo? (Mikel se desorbita y se monta otro follón en el que todos acosan a Mikel).
Oihane: ¿Cómo? ¿Y cuando pensabas pagarnos?
Mikel: Hoy mismo, pero con esto del técnico... Y además, ya vale de que cada vez que se habla del dinero de la caja fuerte, se diga una cantidad más alta.
Andoni: ¿Cómo que con esto del técnico? ¿Le piensas dar a tu hijo nuestro dinero para escapar?
Mikel: No, no. En realidad (mirando de reojo a Edurne) ya no.
Josu: Pero si me has dicho que me ibas a dar ese dinero.
Mikel: Sí, sí, pero es que ayer lo llevé al banco para que esté más seguro. Mira lo que pasa aquí. Se empieza con asesinatos y se acaba desvalijando la caja fuerte.
Oihane: Ni se te ocurra darle ese dinero.
Mikel: Vale, vale. No le daré ese dinero. Le daré otro dinero.
Maritxu: ¿Qué otro dinero? Oye, que tú eres el director, pero yo soy la dueña del teatro y soy yo la que maneja las finanzas. Y no me hace ninguna gracia que andes con el dinero de acá para allá.
Mikel: ¡Dejemos ya de hablar del puto dinero y vamos a centrarnos en lo prioritario!
Andoni: ¡Tú has empezado a hablar de dinero! ¡Del que dices que le vas a dar a tu hijo, y que es nuestro también! (le acosan y le empujan).
Josu: Aita, déjalo. Yo ahora me voy a escapar. Detrás del escenario hay una ventana que da a los tejados. Y no la están controlando. Me escaparé por ahí y dentro de unos días me pondré en contacto contigo para ver si me puedes ayudar. Y si no, no importa, eres el mejor padre del mundo.
Mikel: Gracias, hijo, ahora que empezabas a hacerlo bien… (gime)
Maritxu: ¡Viene gente! (Se monta follón en el que cada uno corre se un lado a otro. Mikel y Maritxu le gritan a Josu para que huya. Josu se va corriendo por el patio de butacas hasta salir. Entran el médico forense y Susana por la derecha. El médico forense lleva la bata con grandes manchas de sangre).
Xabi: ¿Quién ha llamado al churrero?
Médico: No, soy el médico forense. ¿No está por aquí el comisario? Ya he hecho el informe preliminar.
Itxaso: Está en la zona de camerinos.
Maritxu: ¿Ha examinado al técnico? ¿Cómo lo ve? ¿Podría... recuperarse? (se le va apagando la voz)
Médico: ¿Recuperarse? Si consiguiera curarle de lo que tiene, Jesucristo parecería el mago Txan a mi lado. Contento debería estar de que le han dado por detrás, los golpes quiero decir. Así por lo menos podrá enseñar la cara entera en el velatorio. Muerto y bien muerto, señora. Con ese golpe en el cráneo no hay quien se resista. Además hemos tenido que ponerlo otra vez en posición para la foto, que la señora Susana, aquí presente, me lo quería poner como para ser el novio en una boda. Y no, señora, que este va para un funeral.
Susana: Es que yo, me daba una pena…
Andoni: Ha sido un asesinato en toda regla, ¿verdad?
Médico: En principio descarto el suicidio, a no ser que el difunto pudiera golpearse repetidamente en la nuca con un objeto contundente y luego hacerlo desaparecer, quizá comiéndoselo antes de morir. En la autopsia podremos asegurarnos al examinar las vísceras. Pero sí, todo apunta a un crimen alevoso, nocturno y con un ensañamiento que sólo se ve en las películas de vampiros (Maritxu gime y Mikel la consuela). Pero de vampiros caníbales, señora (Maritxu no aguanta más y se desmaya. Mikel la coge antes de caer al suelo). Esta mujer necesita que le dé el aire.
Oihane: Pero no nos dejan salir del teatro.
Itxaso: (Señalando hacia la izquierda) Ahí hay una ventana que da a la calle.
Médico: Pues llevémosla para allá (se van todos con mucho barullo por la izquierda menos Susana, que sale por la derecha mientras va limpiando).
(Por la derecha entran Kepa y Patxi)
Patxi: No sé. De los interrogatorios no estoy sacando nada en claro. Todos parece que tienen coartada, pero la verdad es que cualquiera pudo hacerlo porque todos estaban aquí cuando se cometió el crimen. Y si todos dicen que en el tiempo que han estado aquí nadie más ha venido y nadie se ha ido, es que ha sido uno de ellos. Pero aquí no puedo liarme a hostias hasta que canten. A ver si llega pronto el furgón y en comisaría les unto bien hasta que el que haya sido confiese.
Kepa: Sí, señor comisario. Pero el de amarillo, ¿no le parece un poco sospechoso? Durante todo el interrogatorio insistía en que era él el que le debía interrogar a usted y no al revés. Y no paraba de lanzarle puñetazos que, por cierto, usted esquivaba muy bien.
Patxi: Este es un trabajo muy duro, Kepa. Le gente se cree que esto es llegar y besar el santo, pero no. Hay que sufrir mucho para meter a los malos entre rejas. Y luego ese juez tocapelotas. Menuda la que han liado con el muerto y la señora de la limpieza, poniéndolo otra vez en el suelo para la foto.
Kepa: Sí, y la señora empeñada en salir también en la foto sujetándole la cabeza para que el muerto mirase al pajarito y sonriera (y se ríen). Y el tío que ya estaba rígido con la postura de estar sentado en la silla leyendo el periódico, y en el suelo parecía que se lo habían cargado cuando estaba… (y pone la postura de estar cagando, y se vuelven a reír).
Patxi: Porque tiene coartada, que si no es como para pensar que la portuguesa también está implicada. Vaya limpieza que había hecho. No había dejado ni rastro del asesinato.
Kepa: ¿Y será cierto que es portuguesa?
Patxi: Yo también tengo mis dudas… por lo del bigote…
Kepa: Puede habérselo afeitado.
Patxi: No sé, no hay cuchilla que pueda con esos cañones. En fin, de Portugal o de Santurce, que está al lado, da igual, no la veo yo como para liarse a golpes hasta matar a un tío, pero nunca se sabe…
Kepa: Señor comisario, que vienen la portuguesa y el juez.
(Entran por la derecha Susana y el juez. Se ajustan la ropa como si vinieran de retozar).
Juez: ¿Cómo va esa investigación, señor Goenaga? ¿Cómo todas las suyas? ¿Quizá como la del crimen del jardín tropical?
Patxi: Esta va mejor. Aquí por lo menos no llueve.
Kepa: Y no hay barro.
Juez: ¿Y tenemos un sospechoso?
Patxi: ¿Uno solo? Noo. Mucho mejor. Tenemos unos cuantos, así hay más donde elegir. De hecho usted iba a encargarse de investigar a uno de ellos (le indica con gestos a Susana). Ya me dirá qué ha averiguado.
Juez: No sé si está implicada en el crimen, pero la he contratado para que venga a hacerme una limpieza todas las semanas (con ironía). Qué meneo tiene. (En cuanto ha entrado Susana se ha puesto a pasar el plumero. Entra por la izquierda el médico forense).
Médico: Comisario, es usted más difícil de atrapar que el asesino del técnico.
Patxi: Muy gracioso.
Médico: Aquí tiene un informe preliminar de la inspección del cadáver (se lo va a pasar a Patxi pero el juez se adelanta y se hace con el papel).
Patxi: ¡Me lo iba a dar a mi! (y le quita el papel)
Juez: ¡Yo le encargué la inspección! (y le quita el papel)
Patxi: ¡Pero yo se la encargué primero! (y le quita el papel)
Juez: ¡Pero yo soy el juez! (y le quita el papel)
Patxi: ¡Y yo el comisario! (y le quita el papel)
Médico: ¡Y yo el forense!
Susana: ¡Y yo la señora de la limpieza!
Kepa: ¡Y yo el agente de la ertzaintza!
Médico: ¡Somos como los Village People, cada uno de un gremio! (todos se ríen. El médico empieza a tararear YMCA, y los demás, tras un momento de duda se ponen a cantar y bailar también con entusiasmo).
Todos: ¡Guaaaaaaay am si eyyyyy, Isfantusteyatde guaaaaaaay am si eeyyyyyy…! (se van parando y recomponiendo la figura después de ver que están haciendo el ridículo).
Patxi: (Ojeando el informe) Está escrito a mano.
Médico: Es una primera valoración de urgencia. No tengo aquí el ordenador ni la impresora.
Patxi: Así que usted es médico.
Médico: Y a veces churrero (y se pone un gorro blanco de churrero).
Patxi: Se nota. Esta letra no hay quien la entienda y el papel está lleno de manchas de grasa (el médico se limpia las manos en la bata). Haga el favor de leerlo.
Médico: Bueno, pues aquí pone que, lo voy a resumir para no aburrir, que me encuentro el cadáver en el suelo, que para calcular la hora del óbito hay que ver la temperatura corporal y entonces introduzco el termómetro en el… calculo que lleva dos horas muerto, con el rigor mortis en una extraña posición, como si cuando lo mataron estuviera… y ya saben que con el rigor mortis ya no se le puede estirar para que esté como al principio (y todos miran a Susana, que empieza a pasar el plumero otra vez). Así que ya veré cómo arreglo esto. Sigo. Con un boquete de cinco centímetros en el parietal izquierdo, más o menos por aquí (hace ademán de señalar la zona en la cabeza de Patxi, pero este se aparta como un rayo y se echa la mano a la sobaquera).
Patxi: ¡No me toque!
Médico: Sigo. Sangre abundante en el suelo, unos sesos que guardo para su examen en un recipiente de tapa verde y además una… un momento. (Como para sí) El de tapa verde es donde llevo el almuerzo…huy la virgen… que hoy tenía coliflor con bechamel… y ya he notado un sabor raro… bueno, bueno, esto también lo tengo que repasar…
Patxi: Bueno, ya vale. Que está muerto. Ya lo sabíamos. Cuando tenga todo en limpio me manda una copia firmada a comisaría.
Juez: Y cuando usted, comisario, tenga todos los datos, a ser posible con el nombre bien clarito del asesino, me manda todo, los datos y el asesino, al juzgado. Ya he avisado para que levanten el cadáver y se lo lleven. No voy a seguir perdiendo el tiempo aquí. Adiós. (Se dirige hacia Susana, que sigue con el plumero) Y usted ya sabe dónde vivo. La quiero ver allí mañana mismo, con este plumero tan… tan cabaretero (Susana se lo pone a la espalda al modo de las bailarinas de cabaret. El juez se va por la derecha).
Susana: (Suspirando) ¡Qué hombre! No le entiendo nada, pero es tan sexy... (Los demás la miran extrañados). Ay, si no me ha dicho en qué portal vive (y se va por la derecha a la caza del juez).
Médico: Bien, mi trabajo aquí ya ha terminado. En un rato vendrán a por el muerto. En cuanto encuentren una caja donde encajarlo, valga la rebuznancia (él solo se ríe el chiste). Hasta otra (y se va por la derecha).
Kepa: Habrá que ponerse las pilas, comisario.
Patxi: (Algo molesto por la observación) Así es, agente. ¿Ha inspeccionado ya este sofá?
Kepa: ¿En busca de pistas?
Patxi: Pistas, pistas…¡Datos! ¡Datos! Eso es lo que tenemos que encontrar. Para pistas las de tenis.
Kepa: Sí, señor comisario (y empieza a inspeccionar el sofá. Patxi se acerca a la mesa y coge los papeles que ha dejado Mikel).
Patxi: Mire, aquí está el guión de la obra de teatro. “El ídolo chino”, escrita por Txemarx Duranxsh, un hombre adelantado a su tiempo, un dramaturgo para la segunda mitad del siglo XXI. Dramaturgo… Dígame, agente, ¿en qué siglo estamos?
Kepa: (Titubeando un poco) En el XXI.
Patxi: Sí, pero en qué mitad, en la primera mitad, en la segunda, en la tercera…
Kepa: (Titubeando aún más) En la primera, señor comisario.
Patxi: (Pausa valorativa) Este tío es bobo (deja el guión en la mesa y coge el ídolo moviéndolo al ritmo de las palabras que dice a continuación). Bien, les voy a decir que me los llevo a todos a comisaría y que allí les tomarán declaración y que luego se podrán ir a casa. Lo que no les diré es que esta noche en comisaría va a dormir el que lo ha hecho. En comisaría o en el hospital. Agente Yanguas, vaya a buscarlos y tráigalos aquí. Yo voy al despacho a por mi libreta (deja el ídolo en la mesa).
Kepa: Sí, señor comisario (se van por la izquierda, pero Patxi vuelve a entrar apresuradamente, coge el ídolo y se da cuenta de que está manchado de sangre).
Patxi: ¡Agente Yanguaaaas!
(Se cierra el telón)

ENTREACTO

(Entre las cortinas del telón aparece el muerto)
Muerto: Hola a todos. Soy Javier Fernández Eraso, el muerto. Igual les parece extraño que ahora pueda estar hablándoles alguien que está tirado ahí atrás, en el suelo. Pero así es el teatro, un caos. Y, que no me oigan (señalando hacia atrás), lo de estos todavía más.
Me han dicho que, para compensar por no salir en la obra, me dejan un ratito para aparecer ante ustedes con un monólogo, para que no se diga que sólo he venido a ayudar a montar el escenario. En realidad es que no se saben bien el papel y quieren ganar tiempo, y ahora están de los nervios ahí atrás, repasando. Y quieren que mientras tanto yo les entretenga a ustedes. Así que les cuento un poco de lo mío. Porque lo de contar chistes no se me da. Y eso que me sé uno muy bueno de leperos.
Mi papel es el menos agradecido de todos. Además de no salir en escena, me matan, que ya es mala suerte debutar así en el teatro. Es como no debutar. Pero bueno, empiezo.
Yo vine a trabajar en esta obra porque conocía a Edurne, que es una de las protagonistas. La conocí hace unos meses en un curso que se llamaba “Etica y finanzas”, y allí tuvimos tiempo de conocernos, porque no se presentó ni el profesor. Hace unos días me dijo que en la obra de teatro que estaban preparando necesitaban un técnico de sonido. Y yo, que soy otorrinolaringólogo, y estoy en paro, me presenté. Que un otorrinolaringólogo se presente a un puesto de técnico de sonido puede parecer extraño. Pero estoy en paro y no hay muchas ofertas para otorrinolaringólogos. Pero más extraño aún, y así andan estos, es que contraten como técnico de sonido a un otorrinolaringólogo (cada vez que dice otorrinolaringólogo se traba, por lo que ahora dice:). Tenía que haber elegido dentista.
Así que vine la semana pasada, y la verdad que no tenía mucho trabajo. Estos estaban todo el día ensayando, y el director no encontraba un momento para decirme lo que tenía que hacer, así que andaba yo ganduleando por ahí. Como Edurne tampoco tenía mucho que ensayar, aunque su papel es muy protagonista, coincidíamos en la máquina de café, en el almacén, en el pasillo de los camerinos, entre las bambalinas, hasta en su casa, que aquello sí que era coincidir.
Y luego allí todo el rato con prisas. Y yo le decía: Chica, tranquila, qué agobio. Claro, yo no sabía que vivía con Josu. Pero ayer me dejé la cartera y parece que la encontró Josu. Y hoy me la ha traído amablemente, y mientras la guardaba en el bolsillo me ha empezado a sacudir con el chino ese, y así estoy ahora. A ver qué digo en casa para explicar esto.
Y luego me han tratado de pena. Me dejan ahí tirado, me meten un termómetro por... podían habérmelo puesto en el sobaco, que no me iba a mover. Me comen los sesos con coliflor, que me dan arcadas sólo de pensar en... en... en lo mal que huele la coliflor.
La única que se ha portado bien ha sido la señora de la limpieza, que dice que es portuguesa, aunque no sé, porque no tiene bigote. Me limpió, me sentó en una silla... hasta me puso el periódico. Justo en la página del horóscopo, y acertaba de lleno: SAGITARIO, UN SUCESO INESPERADO LE ABRIRÁ LA MENTE A LOS MISTERIOS DEL LEJANO ORIENTE.
Y a ver cómo me meten en la caja, porque se me va a poner un dolor de riñones con esa postura... no sé, no sé cómo va a acabar esto.
Bueno, pues ya cuento el chiste. Ayer murieron cuatro leperos: dos en un asesinato y otros dos en la reconstrucción del crimen.
(Desaparece tras el telón, y ahora aparece el autor de la obra, bien de entre el público o bien desde detrás del telón)
Autor: Buenas noches. Soy el autor de esta obra que, por decirlo de alguna manera, se está representando hoy aquí. Me veo obligado a llevar esta careta, este disfraz, para que no se me relacione con lo que están viendo, porque esto es para denunciarlo en un juzgado de guardia. O en la SGAE, que igual me hacen más caso.
Debo decirles que esto no se parece nada a lo que yo había escrito. Mi obra pretendía ser una relectura del mito shakespeariano de Otelo, el drama de los celos tamizado por la codicia y la sed de venganza. Pero esto es un culebrón caribeño con más cuernos y más chorizos que la Casa Real. Y con un muerto, que en mi obra moría gallardamente, con un fino estilete florentino clavado en el pecho, así (hace el gesto), proclamando un brillante discurso sobre la agonía del ser, y aquí me lo matan ahí atrás, a golpes con una porcelana china de pega, que la han comprado en un todo a cien. En el original la figura china se limitaba a presidir el escenario, y era una delicada reproducción del famoso emperador chino Huang Di, más conocido como el Emperador Amarillo, que reinó hace más 4.000 años. Y van estos y me lo meten en la Dinastía Ming, que es más de andar por casa, claro. ¿Quién no tiene un jarrón de la Dinastía Ming encima de la televisión? Bueno, ahora a un lado. Y menos mal, que lo mismo sueltan que era Fu Man Chu. Y cuando lo de la Venus del Nilo… es que vamos, ...¡la Venus de Silos, hombre!
Y al muerto me lo resucitan y me lo sacan aquí, como si esto fuera una película de zombis, por favor.
En origen esta era una obra para cinco actores, intimista, pero han empezado a meter gente con calzador, y esto ya parece Pozas un día de partido. Así que no se extrañen si a algunos de ustedes les invitan a subir, que otros veinte más no se van a notar.
También está la parte de intriga de la obra. Yo soy un gran admirador de los famosos detectives que ha dado la literatura. Por tanto mi investigador era un homenaje a esos grandes detectives, Hércules Poirot, Colombo, Sherlock Holmes,… pensando en este último, incluso había introducido algunas referencias al consumo de opiáceos, tan en boga en la época. Y aquí me traen a un comisario más basto que la lija del siete, y que tiene pinta de darle con ganas al tinto de kalimotxera. Porque mi detective iba a descubrir al asesino al estilo de  los maestros que he citado, según el arte de la deducción, pero se ve que estos son más partidarios de la inducción, como las vitrocerámicas. Así que en las grandes obras el asesino se descubre al final, y resulta que nosotros ya nos hemos enterado hace media hora de quién es. A ver ahora qué hacen estos desgarramantas para salir de esta.
Y luego la manía de que el color amarillo trae mala suerte en el teatro por lo de Molière. Que no es cierta la leyenda, que el tío se murió en su casa y lo único que tenía amarillo eran los calzoncillos, y no en su totalidad. Que el color de la mala suerte en el teatro es el XXX (color del telón, así que al decir esto echa la mano hacia atrás y lo toca sin querer. Se da la vuelta, lo ve, y dice) ¡Lo que faltaba!
También había pensado en terminar la obra con una canción tipo chill out, para dar un cierto tono de minimalismo, y el que hace de director dijo que no, que nada de cochinadas, y que van a poner una de los Rollings. Yo, en fin, como los bancos, no doy crédito.
Además amenazan con seguir en esto del teatro y se piensan llamar Compañía “No me claves tus puñales” o algo así. Se ve que ya vislumbran lo que les puede pasar. No sé, no sé cómo va a acabar esto. Yo, en cualquier caso, no me hago responsable. Están avisados (y desaparece tras el telón o vuelve a su butaca).
 

ACTO II

(Se abre el telón y están todos los personajes salvo Josu, el juez, el forense y Susana. Patxi va de un lado a otro con el ídolo en la mano, con un pañuelo)
Patxi: Les he convocado urgentemente porque hemos dado con el arma del crimen (y les enseña el ídolo).
Mikel: Es el arma del crimen, pero de la obra de teatro.
Patxi: Esto es sangre, señor mío.
Xabi: Del grupo A negativo, señor comisario.
Patxi: ¿Por qué dice eso?
Xabi: Porque hace un rato la he probado y he llegado a esa conclusión. En otra vida fui enfermero, y en otra anterior trabajé en un laboratorio de análisis clínicos. Y es la misma sangre que la del técnico. Le he pegado una chupadita a la herida. En otra vida fui vampiro (los demás hacen gestos de asco).
Patxi: (Que tarda en reaccionar. Deja el ídolo en la mesa) Bien, dejemos esos detalles a los profesionales. Y le agradecería que no alterase las pruebas. Tenemos el arma homicida, un ídolo que está ya más manoseado que el Pilar de Zaragoza y un cadáver al que no sólo matan, sino que además le chupan la sangre, me lo lavan, me lo sientan y casi me lo ponen en un escaparate anunciando colonia. Lo que me faltaba por ver. ¿De dónde han sacado este ídolo o lo que sea? (Kepa coge el ídolo).
Oihane: Lo compramos en un bazar chino.
Patxi: ¿Ah sí? ¿Y por qué no sube y baja el brazo?
Kepa: Es de los chinos.
Mikel: Que sí, que ya hemos dicho que lo compramos en un bazar chino, pero prácticamente no se nota. Hasta el Servicio de Arqueología de la Diputación diría que es auténtico. Es una muy buena reproducción.
Kepa: No, que es de los chinos, aquí lo pone: Propiedad del Gobierno de la República Popular de China / Zhonghuá Rénmín Gònghéguó (esto último lo repite porque la primera vez se ha trabado).
Patxi: ¿Cómo que…? Démelo (lo ve con detalle). Sí, tiene aquí una plaquita (lee). Obra cedida para la exposición… un momento (la deja en la mesa, le saca una foto con el iPhone y en unos segundos la envía. En otro par de segundos suena el móvil del comisario indicando que recibe un mensaje). Lo que yo pensaba. Es la figura que robaron hace un par de meses del Museo Guggenheim, de una exposición de arte chino.
Mikel: ¿Pero qué dice? Si es una mierda de figura que compramos en un bazar chino. Si hasta el Departamento de Arqueología de la Universidad diría que es auténtico. Vamos a ver, ¿quién fue a comprarla?
Xabi: Eeeh… yo.
Todos salvo los policías y Xabi: Pufffff, jooooder, etc...
Xabi: Pues anduve recorriendo un montón de bazares sin encontrar el puto ídolo chino, y al final entré en uno que tenía un cartel que ponía China así, bien grande. La verdad que como bazar me pareció enorme, y como mal hecho, con las paredes torcidas, como si el cemento hubiera tardado en fraguar. Pero muy limpio. Lo que me extrañó fue que no había muchas cosas, y que no estaba todo amontonado. Eso sí, estaba lleno de señoras así, muy encopetadas, con pinta de tener mucho dinero, como en todos los bazares chinos.
Maritxu: (Con retintín) ¿Ah, sí? ¿Y cuánto te cobraron por el ídolo?
Xabi: La verdad que poco. Era una especie de buffé libre. Pagabas al entrar y podías llevarte lo que quisieras. Como yo andaba con prisa me llevé sólo el ídolo. Volví al de un par de días pero ya habían cambiado el negocio. Habían puesto una chatarrería que se llamaba “Familia Txillida” o algo así.
Patxi: Bien, bien, bien. Así que tenemos un robo aclarado, por cierto Kepa, ponga las esposas a este sujeto, no sea que se me olvide. Decía que tenemos un robo aclarado y un asesinato sin aclarar cometido con el objeto robado. Parece una película, pero es la vida real, señores (con énfasis). Y en la vida real siempre se atrapa a los malos, no como en las películas.
Kepa: Es al revés, mi comisario.
Patxi: ¿Qué?
Kepa: Que en las películas es donde siempre se atrapa a los malos. En la vida real cogemos a uno de cada quince.
Patxi: (Molesto) Bueno, da igual. Pero eso va a cambiar, porque de aquí nos vamos a comisaría y de allí no sale nadie sin que atrapemos al asesino. Y aquí tengo mi libreta con las notas que he tomado. Lo suficientemente gorda para saber quién ha sido (y hace con ella un gesto como de dar una bofetada. Suena el móvil del agente Kepa. Atiende la llamada durante unos segundos y se dirige al comisario en un aparte).
Kepa: Señor comisario, uno de los agentes del exterior ha visto a una persona salir del edificio por una de las ventanas y escapar por los tejados. Están persiguiéndole pero parece que de momento les ha dado esquinazo.
Patxi: Vaya, o sea que se escapa nuestro asesino… (repasa la libreta). Los sospechosos son ocho, y aquí hay… (los cuenta)… eso es, aquí falta uno. Y es (los mira de uno en uno)… aquí falta…
Kepa: Josu, el hijo del director.
Patxi: ¡Eso es! Estaba a punto de decirlo. Se escapa pero sabemos quién es y acabaremos atrapándolo. Seguro que estos saben que ha sido él. Sólo falta que alguno lo delate y listo. No hay mal que por fin no venga. (Acaba el aparte y se dirige a los presentes). Bien, señores (abre la libreta y le da un repaso fulminante), he cambiado de idea, y después de repasar en mi libreta sus declaraciones, todas aparentemente con coartadas muy sólidas, he dado con el asesino del técnico (se acerca a Mikel, casi rostro con rostro). ¿Pensaba que no lo encontraría?
Mikel: ¡Yo no he sido!
Patxi: (Acercándose de igual manera a Maritxu) Y usted tampoco, claro.
Maritxu: ¡Mi hijo no ha sido!
Patxi: ¿Ah no? (se acerca a Edurne). Por cierto, falta alguien aquí. ¿No nos habremos estado acostando con un asesino?
Edurne: ¿Yo?
Mikel: (Como escapándosele) ¡De eso nada!
Patxi: ¿Cómo?
Mikel: Monada, quiero decir que qué monada… la chavala. Majísima. La conozco hace años y es de fiar, totalmente.
Xabi: ¡De eso nada!
Patxi: (Acercándose) ¿Qué dices tú?
Xabi: ¿Yo? ¿Yo qué he dicho? Ah sí. Empanada, que me comería una empanada.
Patxi: ¿Una empanada?
Xabi: ¿Usted quiere otra?
Patxi: ¿Encima vacilándome? ¿Te crees que soy idiota? ¡Pues vais a estar aquí encerrados hasta que el Athletic gane la Copa del rey!
Andoni: ¡De eso nada!
Patxi: (Acercándose) Vaya, otro graciosillo.
Andoni: No, comisario, pero si ya sabe quién es el asesino deténgalo y déjenos marchar. De hecho yo me voy a ir a mi casa y no voy a seguir con esta obra. Es una mierda.
Maritxu: ¡De eso nada! No puedes dejarnos tirados a dos días del estreno.
Andoni: La única manera de que yo vuelva a esta obra es a cambio de un papel de más peso, y (con retintín) ese que ha quedado vacante me lo merezco yo.
Itxaso: ¡De eso nada! Yo llevo más tiempo que tú en la compañía, y estoy harta de que siempre me toquen papeles estúpidos, como este del policía gilipollas que se cree que resuelve todos los casos.
Oihane: ¡De eso nada! (y se monta otro follón, que dura unos segundos).
Patxi: ¡¡Bas-ta-ya!!
Xabi: ¿Qué va a estallar? ¿Hay una bomba?
Patxi: ¡Silencio! ¡Silencio! (saca la pistola y dispara dos veces al techo. Salvo el comisario, los demás personajes se tiran al suelo al oír los disparos, incluido el agente Yanguas. Al verlo en el suelo el comisario le increpa). ¿Pero qué hace en el suelo, agente Yanguas? ¡Póngase en pie, hombre! (y a los demás) ¿Y ustedes qué hacen en el suelo? ¡Levántense! (Se levantan y vuelven a su posición anterior). ¡Estamos aquí para resolver un asesinato! ¡Y como no os calléis os detengo a todos y os acuso a todos del crimen! (Andoni levanta el dedo como para decir algo pero se arrepiente a tiempo).
Patxi: Ibamos por la chica. Sí, tú (a Edurne). ¿No te parece sospechoso que tu novio no esté aquí?
Edurne: No especialmente, comisario. Casi nunca está, ¿me entiende? (insinuándose).
Patxi: Sí, que casi nunca está. Eso ya lo veo (Edurne sigue insinuándose, pero el comisario opta por pasar al siguiente, Andoni, Edurne vuelve a su sitio). Usted y Josu eran cómplices, ¿no es así?
Andoni: (Extrañado) En la obra de teatro sí… aunque en realidad su papel debería haber sido para mi.
Mikel: Y dale.
Patxi: Entonces usted como cómplice que es, seguro que sabe a dónde está ahora.
Andoni: (Estupefacto) ¿Cómplice? Le repito que eso era en la obra de teatro, en la ficción, no en la realidad.
Patxi: Todavía no me ha contestado.
Andoni: (Gesticula como queriendo explicarse) Pues… esto… en la obra nos escondíamos en un piso que habíamos alquilado en la calle Astondoa, que no sé ni si existe.
Patxi: ¿Qué numero?
Andoni: ¿El número? ¿Yo qué sé? Mikel, tú te has leído la obra más veces. Díselo tú.
Patxi: Ah, usted también puede ser cómplice, claro. Siendo el padre de un sospechoso.
Mikel: (Tan estupefacto como Andoni) Los cómplices eran ellos, pero en la obra de teatro, en la ficción.
Patxi: (Sigue revisando la libreta y va hacia Itxaso) Y usted qué tiene que decir.
Itxaso: ¿Yo? Hago de policía, como usted, qué quiere que le diga. Para mi que ha sido esta (por Oihane).
Oihane: Serás hija de… (Va a iniciarse otro follón paro Patxi lo corta de raíz).
Patxi: ¡Bueno, bueno, bueno…! ¡Ya vale! ¡No quiero más follones! (se aparta). Después de repasar mis notas he llegado a una conclusión, y es que el asesino es (y le corta Itxaso).
Itxaso: (Mirando hacia la parte de atrás del patio de butacas) ¡¡Josu!!
Patxi: ¡¡Eso tengo que decirlo yo!!
Itxaso: (Señalando hacia la parte de atrás del patio de butacas, donde suele estar la cabina del técnico, y donde está Josu) ¡Es Josu, está ahí arriba!!
Josu: (Desde un lugar indeterminado en lo alto) ¡Yo he sido! Pero tenía una razón.
Patxi: Joven, haga el favor de bajar ahora mismo. Es usted sospechoso de haber matado al técnico.
Xabi: Yo no veo nada.
Andoni: Va a ser una grabación y el tío ya está en el Caribe.
Maritxu: Josu, hijo mío, no te veo.
Josu: Tenía una razón, y era el amor.
Oihane: Pero será hortera.
Itxaso: ¡Josu! ¡Di que tu papel es para mí!
Andoni: ¿Cómo que para ti, si tú eres mujer?
Itxaso: ¡Pues me pongo un bigote!
Josu: Mientras corría por los tejados me he dado cuenta de lo absurdo que es estar toda la vida huyendo.
Patxi: Claro que sí, chaval.
Josu: Lo hice por el amor que te profeso, Edurne. No quiero separarme nunca de ti.
Oihane: ¡Voy a vomitar!
Edurne: Sí, mi amor.
Patxi: Venga, baja, que de aquí se te oye mejor.
Josu: Entiendo que tuviste un desliz, y quizá yo le di más importancia de la que tenía.
Edurne: Eso es. Tampoco era como para matar a nadie. 
Xabi y Mikel: ¡Eso!
Josu: Aunque tú nunca me has pedido perdón, y eso también duele. Pero no quiero mirar atrás. Cumpliré mi condena y tú me esperarás a la salida para comenzar de nuevo.
Itxaso: ¿Qué se habrá tomado este mientras estaba corriendo por ahí?
Edurne: Sí, mi amor, aunque también habrá que ver cuántos años te caen.
Maritxu: ¡Yo te esperaré el tiempo que haga falta, hijo!
Josu: Tienes razón. Si son muchos años no tengo derecho a exigirte que me esperes. Además tú no ibas a esperar, con lo putón verbenero que eres. Seguro que te vuelves a liar con el primero que pasa por delante, ¡que no sería la primera vez!
Edurne: No, mi amor,… aunque una no es de piedra.
Josu: Si ya lo decía yo, si ya lo decía yo. Para qué habré vuelto.
Patxi: Para entregarte, no cambies de tema. (A Kepa) Kepa, que todos los agentes suban al tejado (Kepa se va a la carrera por la derecha).
Josu: Es cierto. Edurne, te amo pero lo nuestro es imposible. ¡Agur! (y se va por donde ha venido).
Maritxu y Mikel: ¡Hijo, vuelve!
Itxaso: ¡Dame el papel!
Andoni: ¡No, dámelo a mi!
Patxi: ¡Baje ahora mismo!
(Todos bajan al patio de butacas y salen por la parte de atrás menos Xabi y Edurne. Xabi mira a un lado y a otro y sale corriendo por la derecha. Cuando Edurne se queda sola mira a su alrededor, y aprieta contra sí el bolso, y dándole unas palmaditas, dando a entender que dentro está el dinero. En eso repara en que el ídolo chino está encima de la mesa. Se acerca, lo coge, empieza a sonar “Let it bleed” del disco Stripped, de los Rolling Stones, mira a un lado y a otro, sonríe hacia el público y lo mete en el bolso. Se va por la derecha).
 FIN

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