jueves, 16 de febrero de 2012

Mi héroe (entre comillas)

Del Diario Vasco

El festival de Celentano
El mítico cantante italiano la ha vuelto a armar al despotricar en Sanremo contra la prensa católica y diversas instituciones. También se acordó de la prima de riesgo, de Merkel y Sarkozy

Con Adriano Celentano nunca se sabe. Ya lo dejó claro el director artístico de Sanremo al anunciar que el mítico cantante regresaba al festival tras siete años de ausencia: «No sé qué hará, si vendrá todas las noches, la primera o la última. Hará lo que quiera, como ha hecho siempre», se resignó Gianmarco Mazzi. Y, por supuesto, Celentano hizo lo que quiso: en su número del martes interpretó algunos temas, menos mal, pero sobre todo se dedicó a largar por esa boca suya, un instrumento privilegiado a la hora de gesticular -su vasto catálogo expresivo alcanza lo excelso en sonrisas de lascivia y chulería-, de entonar su infalible repertorio o de despotricar sin descanso sobre lo divino y lo humano.
El espectáculo se retransmitía en directo por la RAI, así que millones de espectadores le escucharon pedir el cierre de «inútiles» periódicos católicos como 'Avvenire' o 'Familia Cristiana', ambos muy leídos en el país, con el argumento de que «se ocupan de política en lugar de hablar de Dios». También criticó a las instituciones italianas por no haber celebrado un referéndum sobre el cambio de ley electoral, se acordó de Sarkozy y Merkel por su trato a Grecia y sacó al escenario a Elisabetta Canalis, la 'ex' de George Clooney, vestida con una especie de túnica andrajosa: «Me llamo Italia. Las cosas no van bien y estoy perdiendo mi belleza», declamaba la invitada, que en realidad estaba estupenda con sus harapos. En definitiva, Celentano hizo una vez más el 'celentano', volvió a tirar de desfachatez y lengua rápida para conectar con el supuesto italiano medio. «La gente se piensa que la vida es esto que estamos viviendo actualmente -planteó-, pero ¿qué mierda de vida es esta? La prima de riesgo, la economía, la guerra...». Y, a modo de conclusión, preguntó: «¿Es esta la Europa que queremos, cínica y armada hasta los dientes?».
La intervención de 'el Elástico', como le conocen sus compatriotas por su singular modo de bailar, ha reunido en un mismo coro de protestas a la propia dirección de la RAI, los grupos católicos, las asociaciones de consumidores y los sindicatos. De todas formas, cuesta disipar la sospecha de que era precisamente esa controversia lo que se buscaba con su presencia, por la que ha cobrado 350.000 euros que destinará a fines benéficos. A Celentano, que tiene ya 74 años y lleva más de medio siglo en el oficio, le conocemos ante todo como músico: es el gran pionero del rock en su país, un tesoro de la música italiana que sigue en activo, aunque en España se le escuchó sobre todo en los 60, la década de temas como '24.000 baci', 'Il ragazzo della via Gluck' o el inmortal 'Azzurro'. Los más instruidos en cultura italiana también tienen presente su copiosa producción cinematográfica, como actor y director, con películas a veces estimables y a veces catastróficas.
Televisores apagados
Pero nuestro hombre es además un incontinente charlatán que, desde los 80, se dedica a monologar en programas televisivos consagrados a su persona, siempre con excelentes índices de audiencia. En esos discursos de 'todólogo' se ha metido en peligrosos lodazales por opinar sobre el aborto, la mujer o la donación de órganos, aunque quizá el momento más memorable fue cuando, en su 'Fantástico' de la RAI, pidió a la audiencia que apagase el televisor. Y parece que muchos le hicieron caso.
Hace un par de años, se planteó la posibilidad de presentarse como candidato a la alcaldía de su Milán natal y esbozó un par de líneas maestras de su programa: derribar la ciudad, «al menos todo lo feo», y organizar «un referéndum para acabar con los rascacielos». Ni siquiera se trata de su primer escándalo en Sanremo, el festival que le lanzó al estrellato en 1961, cuando interpretó buena parte de su canción de espaldas al público. Nueve años después se proclamó vencedor con el tema 'Chi non lavora non fa l'amore', es decir, 'El que no trabaja no hace el amor', que con esa peregrina combinación de ideas logró indignar a la vez a sindicatos y asociaciones feministas. Así que todas esas personas escandalizadas con su sermón del martes difícilmente pueden declararse sorprendidas: se trata del contradictorio Celentano de siempre, el macarra tierno, el feo irresistible y, sí, el telepredicador insensato y propenso a la barbaridad. Un hombre que, cuando una universidad pretendió otorgarle un título honorífico de Filosofía y Letras, lo declinó con el siguiente razonamiento: «No quiero tomarme demasiado en serio. Soy y seré siempre el Rey de los Ignorantes».

http://www.diariovasco.com/v/20120216/cultura/festival-celentano-20120216.html

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