viernes, 3 de febrero de 2012

Con F.

Una solitaria farola mal alumbra esta callejuela, que nunca tendrá la fama de la avenida en que fenece. No disfruta de sus cafés, de sus filas de flamboyanes, sus fantásticos escaparates, sus fastuosos hoteles, sus lánguidos atardeceres, sus frenéticos días y sus frívolas noches.
Entre efluvios de perfume francés, desfilan financieros y filántropos, enfermos de efervescente vanidad, felices y febriles.
Aquí no. En esta fea calleja sólo hay fantasmas, fracaso, sombra y frío. Y a nadie de ahí fuera le flaqueará el ánimo cuando le informen de que en este infecto callejón sin salidas, un fulano ha sacado la faca y ha rajado fatalmente a una furcia. Prefirió no aflojar la pasta por follar bajo la frágil luz de la fisgona farola. Defecto de forma, luego fraude fiscal, afirmó. En fin.

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