...haciendo que sea el otro miembro de la pareja quien dé el primer paso. Recuperado tras ver Dos en la carretera, una inmensa película sobre relaciones de pareja. Pero miente: acaba bien.
-Me voy al cine -dijo él.
-¿Sí? ¿Y qué vamos a ver? -repreguntó ella.
-No creo que quieras venir. Es una romántica.
-¡Me encantan las películas románticas! -protestó ella.
-Es francesa -informó el con intención deliberadamente ácida.
-Odio las películas francesas -se decepcionó ella-. ¿Y por qué no vamos a otra?
-He quedado con Uxue -respondió él fríamente.
-¿Qué? ¡Pero si no le gustan las películas románticas! -se enfadó ella.
-Pero le gustan las películas francesas, y la comida vegetariana -contestó él.
-¿Cómo?
-Después del cine vamos a cenar al Tofu & Canela. De tres factores acierto en dos. Contigo sólo sería en uno. También odias la comida vegetariana.
-Si hubiera sido en un japonés yo también habría cumplido dos de tres.
-Pero yo odio la comida japonesa -respondió él como un látigo.
-O sea que no quieres ir conmigo al cine -dedujo ella, con cierta tristeza.
-Sí quiero, pero nos es difícil coincidir en ciertos gustos -mintió el, también como con cierta pena.
Tras unos segundos en silencio, ella dijo: -No lo dirás también por la vacaciones.
-¿Las vacaciones? ¿Qué pasa con las vacaciones? -preguntó él.
-Pues que vamos a los Alpes suizos porque me gustan a mi, y tú prefieres ir a tostarte a Almería.
-Bueno, hay que saber ceder.
-¡Eh! Yo también cedí cuando compramos el coche -levantó la voz ella-. Yo quería un deportivo descapotable y al final compramos el monovolumen que querías tú.
-No teníamos dinero para el deportivo descapotable -se quejó él.
-Mi padre me lo habría prestado.
-¿Ahora vas a empezar con lo de los dineros de tu padre? -él empezó a encresparse-. Ya sé que no colmo sus expectativas de yerno, qué yerno, superyerno que llegue a ser superingeniero en su superfábrica.
-¡Eso lo tiene muy claro! -contestó ella-. Pero quiero que sepas que a mi no me importa que sólo seas fresador en un taller.
-Sí, menos cuando vamos a su casa a comer y no sé para qué sirve cada cubierto.
-¡Eso son chorradas! -gritó ella.
-¡Pero duelen! -gritó él.
-¡No tanto como que tú te vayas al cine con Uxue! -le espetó ella.
-¡Es mi hermana! -protestó él.
-¡Sí, y qué! ¿Te crees que soy tonta? Con tu hermana siempre va Brigitte -y levantó un dedo inquisitorial, a la vez que preguntaba masticando las palabras: -Tú vas con ellas porque a tí te gusta Brigitte. Además a ella le gustan las películas románticas, es francesa y odia la carne. Tres de tres.
-¿Me estás queriendo decir algo? -preguntó él alzando también su dedo.
-¡Sí, sí, sí! -gritó ella tres veces-. Estoy harta de tus reproches y de que no coincidamos en nada. Así que si te gusta Brigitte, quédate con ella. ¡Yo me voy ahora mismo! ¡Y no te quiero volver a ver!
Se dio media vuelta y con un portazo selló su despedida.
¡Yuju! -soltó él por lo bajinis.
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