De Javier Ortiz, otra entrega de 'Lecciones para la vida':
La rebelión de Lucifer.
Satán, príncipe de los
demonios, se alzó en armas contra Dios pese a saber que su guerra era
imposible. Dios, infinitamente perfecto, no podía fallar en la batalla. Ni siquiera podía verse afectado por arma
alguna.
¿Por qué, sabiéndolo, se
rebeló Lucifer contra Él, de todos modos?
Por razones de principio,
sin duda.
Siguió el ejemplo de la
primavera, que vuelve cada año a la carga, por bien que sepa que tras ella
llegará el verano, y luego el otoño, y al final otro nuevo invierno.
Satán nos dio el ejemplo:
la cuestión no es vencer –objetivo imposible–, sino no darse por vencido.
La valiente acción de Satán privó
a Dios del gozo absoluto de la absoluta sumisión ajena.
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