Justo después de conocerse que el Tribunal Constitucional
español había permitido la presencia de Bildu en las próximas elecciones del 22
de mayo, desde ese debate que quiere ser plural pero que no lo consigue llamado
“Al rojo vivo” de La Sexta2, entrevistaban a Martín Garitano como representante
de Bildu. Y le hacían la prueba del algodón que algunos vascos tenemos que
pasar inevitablemente para poder tener el carnet de demócratas de toda la vida
que la gente que practica esa prueba exhibe sin pudor, incluso con orgullo: ¿Si
ETA cometiera un atentado, ustedes lo condenarían? Martín contestó que Bildu ha
dicho que mostrará su rechazo caso de darse esa situación. Como les parece poco
y siempre cabe un más difícil todavía, insistieron con la nueva prueba del “algodón
que no caduca”, esto es: ¿Condenan ustedes el pasado de ETA? Y Martín contestó
que Bildu ha nacido ahora y opina sobre cuestiones del presente y del futuro.
No es una salida la mar de airosa, pero es que hay callejones sin salida en los
que le meten a uno sin comerlo ni beberlo.
Y estas líneas vienen a cuento de las pruebas del algodón
sobre las que algunos creen poseer la patente de realización, examen y
calificación. Entre ellos Antonio García Ferreras, presentador de ese debate.
Error (voluntario) de esta gente es poner la barrera
entre demócratas y antidemócratas en ver si uno condena o no a ETA. Pero saben
que hay otras referencias para saber si uno es demócrata o no. Por ejemplo, que
uno condene el franquismo, o las matanzas de palestinos a manos de los judíos,
o los crímenes del GAL, o el racismo, incluso la manera en que Estados Unidos
ha matado a Ben Laden.
Según los parámetros algodonistas, esta gente no tiene
inconveniente en condenar, enérgicamente si hiciera falta, todos esos hechos, y
tienen muy claro en qué lado de la barrera se sitúan. El problema es cuando les
dices que cómo llevan lo de entrevistar, por ejemplo, a Manuel Fraga Iribarne,
ministro de la dictadura franquista, sin recordarle su pasado, incluso sin
preguntarle si condena el franquismo, del que él fue una figura muy pero que
muy importante (a ministro no llega cualquiera). O a Rodolfo Martín Villa, otro
que tal baila. O cómo soportan que exista una Fundación Francisco Franco, que
para más escarnio recibe subvenciones del Estado. Podríamos preguntarles si
creen que en la Alemania actual habría un senador, expresidente autonómico,
exdiputado, exlíder de un partido, que hubiera sido ministro con Adolf Hitler.
O una Fundación Adolf Hitler. Incluso en las exditaduras militares argentina y
chilena se intenta, y a veces con éxito, que los criminales fascistas paguen
sus fechorías. Y Zapatero todavía vendiendo la moto de la Transición española,
ahora para Libia.
Y si entrevistan al embajador del Gobierno israelí, ¿por
qué no le preguntan si condena los crímenes que comete su gobierno? Crímenes
que están catalogados como tales por las leyes nacionales e internacionales, no
por opiniones subjetivas. ¿Acaso esto no es como para convocar manifestaciones
a diario para que el Gobierno español rompa relaciones con el Estado israelí? Y
si los asesinatos del GAL les parecen condenables, ¿por qué siguen considerando
a Vera y Barrionuevo como ejemplares ciudadanos, en vez de estar todo el día
dando la monserga para que la justicia los enchirone de nuevo, ya que no han
cumplido apenas nada de la pena que les cayó por el secuestro de Segundo Marey?
¿No es eso lo que hacen respecto a Antton Troitiño, que ha pasado 22 años en la
cárcel? Por no hablar de Rodríguez Galindo, tan entrañable paseando su perro
por la calle y con una condena de 75 años de cárcel de la que nunca más se
supo.
Y seguro que les parece que la manera en que el Nobel de
la Paz Barack Obama ha finiquitado a esa mosca cojonera de Ben Laden no es la
más correcta para hacer justicia por lo de las torres gemelas (lo del Pentágono
no está tan claro). Dirán que incumplen las normas de Derecho Internacional;
que, según se van conociendo más detalles, resulta que si lo mataron cuando
estaba rendido y desarmado, que eso está muy mal, quizá hasta lo condenan. Pero
seguro que perderían el culo por hacerle una entrevista al protolíder mundial,
eso sí, nada crítica, nada impertinente, muy empalagosa, pues el protolíder,
aunque cometa pecadillos de vez en cuando, está en nuestro lado de la barrera.
Es más, no hay ni barrera, porque a la vez que condenamos lo que hace lo
consideramos de los nuestros, igual que a Fraga, al gobierno sionista, al
gobierno yanki, a Rodríguez Galindo, etc.
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