Tras el informe que ha perpetrado la oficina de víctimas del Gobierno Vasco, dirigida por Maixabel Lasa, PSOE y PP dicen que no se puede comparar a las víctimas provocadas por la lucha armada de ETA con las víctimas de "motivación política". Asesinados por la extrema derecha y las diversas policías, por el Estado español en definitiva. Cómo retuercen el lenguaje para que lo suyo parezca que sí es cosa de política, mientras que lo de ETA es delincuencia común. Como decía el fascista Martín Villa, "lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes".
Pues en eso estoy de acuerdo con PSOE y PP, aunque de ninguna manera en los motivos. No se pueden comparar ambos "colectivos" porque a las víctimas provocadas por ETA se les compensa desde hace tiempo persiguiendo y condenando con saña a los miembros de ETA y "su entorno", se les erigen monumentos, placas, se les da dinero a baldes, plazas de funcionario, estancos, homenajes, manifestaciones de dolor, lágrimas de cocodrilo, día de las víctimas, altavoz para expandir su comprensible mala bilis, posibilidad de insultar e incitar al crimen impunemente, voz y casi voto en las decisiones políticas, y demás cositas.
Por contra, las víctimas de torturas, robos y asesinatos provocadas por el Estado español, que también son unas cuantas, jamás han tenido una mísera compensación que, sabiendo cómo se las gastan los gobernantes, ni siquiera se solicitan. La inmensa mayoría de los delitos no han sido investigados; ni los asesinos y torturadores han sido perseguidos por la justicia; si han sido juzgados, por supuesto sin detención previa, han sido absueltos, y si han sido condenados han estado cuatro días en la cárcel, o han sido indultados, y ascendidos, y compensados económicamente. Ni se ha compensado a las víctimas con indemnizaciones, ni se les ha reconocido su condición de víctimas, se les ha apaleado en los homenajes que a duras penas se han podido celebrar (3 de marzo de 2006. Balza, esto no lo olvidamos), se les ha apaleado en el cementerio (Lasa y Zabala. Balza, idem), se retiran los monolitos y placas de las víctimas de la tortura y el asesinato policial, y demás tropelías.
Lógicamente, no se pueden comparar ambos colectivos de víctimas, ni se pueden poner al mismo nivel. Mientras unas se arriman al poder y tratan de rapiñar todo lo que pueden, las otras mantienen la cabeza bien alta pese a los abusos y la prepotencia que las convierte en víctimas por partida doble.
Yo tengo muy claro con cuáles estoy.
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