viernes, 5 de octubre de 2012

Antonio García Ferreras, La Sexta



Justo después de conocerse que el Tribunal Constitucional español había permitido la presencia de Bildu en las próximas elecciones del 22 de mayo, desde ese debate que quiere ser plural pero que no lo consigue llamado “Al rojo vivo” de La Sexta2, entrevistaban a Martín Garitano como representante de Bildu. Y le hacían la prueba del algodón que algunos vascos tenemos que pasar inevitablemente para poder tener el carnet de demócratas de toda la vida que la gente que practica esa prueba exhibe sin pudor, incluso con orgullo: ¿Si ETA cometiera un atentado, ustedes lo condenarían? Martín contestó que Bildu ha dicho que mostrará su rechazo caso de darse esa situación. Como les parece poco y siempre cabe un más difícil todavía, insistieron con la nueva prueba del “algodón que no caduca”, esto es: ¿Condenan ustedes el pasado de ETA? Y Martín contestó que Bildu ha nacido ahora y opina sobre cuestiones del presente y del futuro. No es una salida la mar de airosa, pero es que hay callejones sin salida en los que le meten a uno sin comerlo ni beberlo.
Y estas líneas vienen a cuento de las pruebas del algodón sobre las que algunos creen poseer la patente de realización, examen y calificación. Entre ellos Antonio García Ferreras, presentador de ese debate.
Error (voluntario) de esta gente es poner la barrera entre demócratas y antidemócratas en ver si uno condena o no a ETA. Pero saben que hay otras referencias para saber si uno es demócrata o no. Por ejemplo, que uno condene el franquismo, o las matanzas de palestinos a manos de los judíos, o los crímenes del GAL, o el racismo, incluso la manera en que Estados Unidos ha matado a Ben Laden.
Según los parámetros algodonistas, esta gente no tiene inconveniente en condenar, enérgicamente si hiciera falta, todos esos hechos, y tienen muy claro en qué lado de la barrera se sitúan. El problema es cuando les dices que cómo llevan lo de entrevistar, por ejemplo, a Manuel Fraga Iribarne, ministro de la dictadura franquista, sin recordarle su pasado, incluso sin preguntarle si condena el franquismo, del que él fue una figura muy pero que muy importante (a ministro no llega cualquiera). O a Rodolfo Martín Villa, otro que tal baila. O cómo soportan que exista una Fundación Francisco Franco, que para más escarnio recibe subvenciones del Estado. Podríamos preguntarles si creen que en la Alemania actual habría un senador, expresidente autonómico, exdiputado, exlíder de un partido, que hubiera sido ministro con Adolf Hitler. O una Fundación Adolf Hitler. Incluso en las exditaduras militares argentina y chilena se intenta, y a veces con éxito, que los criminales fascistas paguen sus fechorías. Y Zapatero todavía vendiendo la moto de la Transición española, ahora para Libia.
Y si entrevistan al embajador del Gobierno israelí, ¿por qué no le preguntan si condena los crímenes que comete su gobierno? Crímenes que están catalogados como tales por las leyes nacionales e internacionales, no por opiniones subjetivas. ¿Acaso esto no es como para convocar manifestaciones a diario para que el Gobierno español rompa relaciones con el Estado israelí? Y si los asesinatos del GAL les parecen condenables, ¿por qué siguen considerando a Vera y Barrionuevo como ejemplares ciudadanos, en vez de estar todo el día dando la monserga para que la justicia los enchirone de nuevo, ya que no han cumplido apenas nada de la pena que les cayó por el secuestro de Segundo Marey? ¿No es eso lo que hacen respecto a Antton Troitiño, que ha pasado 22 años en la cárcel? Por no hablar de Rodríguez Galindo, tan entrañable paseando su perro por la calle y con una condena de 75 años de cárcel de la que nunca más se supo.
Y seguro que les parece que la manera en que el Nobel de la Paz Barack Obama ha finiquitado a esa mosca cojonera de Ben Laden no es la más correcta para hacer justicia por lo de las torres gemelas (lo del Pentágono no está tan claro). Dirán que incumplen las normas de Derecho Internacional; que, según se van conociendo más detalles, resulta que si lo mataron cuando estaba rendido y desarmado, que eso está muy mal, quizá hasta lo condenan. Pero seguro que perderían el culo por hacerle una entrevista al protolíder mundial, eso sí, nada crítica, nada impertinente, muy empalagosa, pues el protolíder, aunque cometa pecadillos de vez en cuando, está en nuestro lado de la barrera. Es más, no hay ni barrera, porque a la vez que condenamos lo que hace lo consideramos de los nuestros, igual que a Fraga, al gobierno sionista, al gobierno yanki, a Rodríguez Galindo, etc.

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