lunes, 2 de enero de 2012

Vuelta a empezar

Llevo mucho tiempo sin aparecer por aquí, quizá por algo que ya (me) avisé hace ya unos meses: para escribir desde el rencor mejor no escribir. Pero creo que ya han pasado varias cosas (ninguna excelente, alguna pasable) como para contar(me) algo.
Veo que mucha gente se explaya en la Red con un desparpajo y una desinhibición que, la verdad, me da hasta envidia. Yo no sé si llegaría a tanto, pero habrá que intentarlo, ké hostias.
El 20 de octubre ETA cerró el negocio, y al día siguiente, 21 de octubre, viernes, yo trasladé el mío a Larrugile/Tenerías. No es que una cosa tuviera que ver con la otra, pero así me resultará más fácil recordar qué día me separé físicamente de Y y su casa, o de qué día ETA anunció que también se separaba (de la vía armada).
Aunque me fui ese día, en realidad la relación llevaba rota varios años, así que fue la conclusión lógica. Yo lo he llevado mejor que ella, porque he sido yo el que primero vio que esa relación no tenía presente ni futuro. Fui el que lo dejó. En mis relaciones me han dejado, he dejado y hemos terminado de común acuerdo en el desamor. Por lo que sé que siempre lo lleva peor quien se siente abandonado/a. Y en este caso Y lo exterioriza con su habitual cara de dolor de tripas (salvo ante el resto del mundo) y lanzando dardos envenenados a la mínima ocasión. Espero que, por el bien de las hijas, cambie pronto de actitud y consigamos que la relación pase a cordial e incluso buena, por el bien de l@s cuatro.
Ese día re-estrené la casa con M, que vino a visitar a un amigo. El piso estaba con lo imprescindible para vivir, y a día de hoy sigo sin acabar la mudanza. Demasiadas cosas, y muy difícil esto de meter el contenido de un piso de 89 metros cuadrados en uno de 62. Muy complicado. Tenía que haberle dado más a eso del Tetris.
En origen la idea era vender Batxikabo y esto y comprar un piso majo para Lexune y yo, con tres habitaciones, una para cada un@, pero con la mierda de la crisis no se vende ni hostias, y los hijoputas de los bancos/cajas no sueltan un duro para hipotecas ni aunque los aspen. Y eso que los bancos centrales, o sea, los gobiernos, o sea, nosotros, no hacemos más que darles dinero para que no se "hundan". Ni por esas. Así que me temo que nos espera una larga temporada en este pisito de Errota Zaharra, al lado de donde nací.
Lexune lo lleva bien, porque son pequeñas y se adaptan a lo que sea. Pero en cuanto se den cuenta del coñazo que es andar todo el puto día preguntando dónde van a dormir esa noche es posible que se empiecen a mosquear. Pero así lo hemos decidido: una semana en cada casa, al 50% en todo, con toda la flexibilidad necesaria, pero fifty-fifty, erdi bana. Una putada, pero no hay mejor solución. Con el tiempo ya decidirán ellas qué hacer.
Así que tras el paréntesis 14/02/2004 - 20/10/2011, vuelta al barrio, más Magreb que nunca.
Y vuelta a empezar...

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