jueves, 4 de febrero de 2010

Boicot a Adolfo Domínguez

Dice el inventor de la arruga de pago que el despido tiene que ser libre. Miente. El despido ya es libre y a discreción. Lo que quiere es que sea gratuito.
Arremete también contra el mal llamado Estado del Bienestar, porque fomenta la picaresca, la de los trabajadores, para ser más exactos. Parece que no le consta la picaresca, por no llamarle directamente caradura, de muchos empresarios, o de muchos jefes. Una experiencia personal de muchos años me dice que cuando un jefe se coge una baja, normalmente lo hace por depresión, son bajas largas, y lo más llamativo, nadie les sustituye. Con lo que queda demostrado que son perfectamente prescindibles.
Ya tiene Adolfo Domínguez un buen caladero para empezar a practicar su despido a la carta.
Menos mal que es de los pocos que reconoce que es un fascista. Dice que los partidos de derecha tienen que reorganizarse para ganar el voto de esa gente que está en medio de ninguna parte, donde él mismo se sitúa. Amorfos políticos, como decía Saza en su personaje de industrial catalán en "La escopeta nacional": ¿Yo? Apolítico, de derechas de toda la vida.
Lo que pasa es que los partidos de derechas españoles no son sólo de derechas al modo occidental, son absolutamente franquistas, herederos de la única dictadura europea del siglo pasado que en vez de ser derribada y debidamente purgada, fue reconvertida en democracia bajo el control de los mismos que antes manejaban el timón.
Así es Adolfo Domínguez, por lo que él cuenta. Quizá le convendría estar una buena temporada de reponedor en Carrefour, y con familia que mantener e hipoteca que pagar. Igual así se daría cuenta de que en la casta de los "emprendedores" como él no hay sitio para todo el mundo, aunque muy emprendedor sea uno. Y de que esos "emprendedores", prácticamente todos, han hecho fortuna no por su valía sino aplastando a los que trabajan a su servicio.

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